Este martes, a través de un video difundido por el Ministerio Público Fiscal de Venezuela, Natalia Améstica confesó ser la autora del asesinato a Tirone José González Orama, conocido artísticamente como Canserbero y desmanteló el encubrimiento de un crimen que conmovió a todo un continente y el género urbano del hip hop.
Luego de 8 años, quien fue la mánager del rapero venezolano, detalló minuciosamente cómo procedió y llevó a cabo el crimen de Canserbero y Carlos Molnar junto a su hermano, el 20 de enero del año 2015.
El caso había sido reabierto el pasado 11 de noviembre y el Ministerio Público Fiscal de Venezuela aseguró que Canserbero fue "apuñalado antes de caer" a las afueras de un edificio de apartamentos en el estado Aragua, cercano a Caracas.
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La mujer reveló que ella misma drogó al cantante y a Molnar con 10 dosis de unos ansiolíticos. "Vi como estaba y lo ataqué directamente en al cuello, Carlos cae al piso, lo ataqué por la espalda y por el brazo y quien me ve es Tirone y se preocupa mucho, pero él estaba también somnoliento. Yo le explico que fue un ataque de ira, que no me pude controlar y él cae en el sofá dormido", detalla la mujer.
Posteriormente, procedió a apuñalarlos en diferentes áreas del cuerpo para provocar su muerte. “Sin saber qué hacer, desesperada, llamé a mi hermano Guillermo para que me ayudara a resolver esa situación”, señaló.
La primera hipótesis
Cabe remarcar que la primera hipótesis que se obtuvo del fallecimiento de “El Chamo González” fue la del suicidio, resolviendo que el rapero poseía “esquizofrenia” y que, en un ataque, habría asesinado a sangre fría a Carlos Molnar y posteriormente se habría arrojado de un edificio. Durante ocho años, Natalia Améstica sostuvo que fue la única testigo del hecho.
Luego de casi una década de especulaciones y de varias inconsistencias, dadas las extrañas circunstancias de la muerte de Canserbero, la justicia finalmente encontró como culpable a Natalia Améstica y su hermano, quienes habrían actuado en complicidad con el grupo de investigación a quienes habrían pagado un monto de 10 mil dólares para alterar la escena del crimen y caratularlo como suicidio.