Viramonte Olmos adujo “no contar con las facultades necesarias para el ejercicio del cargo”, según dice el texto que le presentó a Villarruel.
El secretario Administrativo del Senado, Emilio Viramonte Olmos, presentó hoy por escrito su renuncia de forma “indeclinable” a la vicepresidenta Victoria Villarruel, a menos de un mes de haber asumido en el cargo.
Según Viramonte Olmos, su decisión fue motivada por “no contar con las facultades necesarias para el ejercicio del cargo” que le fue “conferido”.
Su llegada al cargo había sido el pasado 7 de mayo en la última sesión, y su salida, que aún debe ser aceptada por el cuerpo legislativo, tuvo lugar en medio de un proceso de reorganización del entorno de Villarruel, en el que se destacaron nuevos nombramientos y creaciones de estructuras.
Entre las nuevas caras aparece la de Mario Russo, ex asesor del presidente Javier Milei, y de Juan Manuel Gestoso Presas, un ex militar que ordenó destruir dos libros de la guardia del Hospital Militar de Salta en el que se habían registrado nacimientos entre principios de los ’70 hasta mediados los ’90.
Para que Viramonte Olmos fuera nombrado en el cargo de secretario administrativo, Villarruel tuvo que negociar mediante emisarios más lugares para el kirchnerismo en las comisiones.
Es por eso que la temprana salida del funcionario podría contabilizarse como una nueva derrota de la vicepresidenta, que no termina de hacer pie en un año complejo para su gestión.
Villarruel viene de echar a toda la juventud nucleada en la agrupación La Derecha Argentina, que tiene como cabeza al ex director de Atención Ciudadana Juan Martín Donato.
Además de otros movimientos insignificantes para el tablero real de poder del Senado, se sumó la salida de Gaspar Bosch, ex director de Comunicación.
No está claro cuál es el nuevo rumbo del relanzamiento de la estadía de Villarruel en la Cámara alta, dado que pasó de alzar una motosierra a correr del camino a los funcionarios que la acompañaron en aquella cruzada.