La Selección Argentina de vóley masculino firmó una de las victorias más resonantes de su historia reciente al imponerse 3-2 a Francia, nada menos que el bicampeón olímpico, en el cierre del Grupo C del Mundial que se disputa en Filipinas.
Fue un partido cargado de tensión y dramatismo, en el que el equipo nacional mostró carácter para cerrar un triunfo que lo depositó en octavos de final como líder invicto de su zona.
Los parciales de 28-26, 25-23, 21-25, 20-25 y 15-12 reflejan lo cambiante que fue el duelo. El conjunto albiceleste había tomado ventaja en los dos primeros sets, pero los franceses reaccionaron con toda su jerarquía para estirar la definición hasta el tie-break. Allí apareció lo mejor del conjunto dirigido por Marcelo Méndez: defensa férrea, agresividad en el bloqueo y una efectividad en ataque que quebró la resistencia de una de las selecciones más poderosas del planeta.
El rendimiento individual acompañó el plan colectivo: Luciano Vicentin firmó una actuación memorable, siendo el máximo anotador del partido con 22 puntos. A su lado, Luciano Palonsky se mostró intratable en varios pasajes y aportó 17 tantos fundamentales. En la conducción, Luciano De Cecco volvió a brillar con su experiencia y precisión a los 37 años, demostrando por qué sigue siendo uno de los mejores armadores del mundo.
La victoria tuvo un impacto doble: aseguró la clasificación de Argentina como primera de grupo y, al mismo tiempo, dejó eliminada a Francia, que había llegado a Filipinas con la ambición de conquistar el único título que le faltaba a su generación dorada. La caída de los galos fue un mazazo inesperado en un torneo que ya comienza a entregar sorpresas.
Además, Finlandia se convirtió en otra de las revelaciones al quedarse con el segundo lugar del grupo y avanzar a la siguiente ronda. Argentina, en tanto, ya tiene rival confirmado para el sábado: se enfrentará al segundo clasificado del Grupo F, que saldrá del duelo entre Italia y Ucrania.
Con esta gesta, la Selección no solo se ganó un lugar entre los 16 mejores, sino que también reforzó su confianza y encendió la ilusión de llegar lejos en el campeonato. En un Mundial donde cada detalle cuenta, Argentina demostró que está preparada para soñar en grande y competirle de igual a igual a cualquiera.