Los individuos y las familias, amén de su intención de voto, siguen apostando al dólar más allá de las bondades del programa económico libertario. En los primeros tres trimestres el sector privado no financiero se llevó a colchones, cajas de seguridad, depósitos, etc. más que el superávit comercial cambiario.
A la luz de los acontecimientos, y si bien el Gobierno libertario considera que todo marcha sobre rieles, el famoso “TMAP”, lo cierto es que el apetito de los argentinos por los dólares no lo detiene nadie y ni nada. Es más, pareciera que los individuos y las familias le creyeron al presidente Javier Milei de que se venía la dolarización, y han estado actuando en consecuencia. Por eso no extraña que, ya sin restricciones cambiarias para las personas físicas, en la era Milei los individuos y familias han atesorado más de u$s21.320 millones.
O sea, la gente comulgó con la dolarización o bien no todo parece marchar sobre rieles y nuevamente se han refugiado en los billetes estadounidenses. Esto resulta evidente tras la eliminación del cepo cambiario para las personas a partir de abril pasado, ya que en estos últimos siete meses el atesoramiento totaliza casi u$s24.500 millones. Para ver estos guarismos hay que retrotraerse hasta la crisis del 2008 o del 2011 bajo la administración de Cristina Kirchner, o con Mauricio Macri, incluso antes de la debacle del 2018/19.
En setiembre pasado los datos oficiales del Banco Central (BCRA) dan cuenta que el déficit de la Cuenta Financiera del Balance Cambiario de u$s5.587 millones se explicó por los déficits del Sector Privado No Financiero por u$s5.263 millones y en menor medida del Sector Financiero por u$s1.688 millones y del Gobierno y el BCRA por u$s852 millones. Estos déficits fueron apenas compensados por los ingresos netos de Otros Movimientos Netos por u$s2.215 millones. Pero el déficit de la Cuenta Financiera del Sector Privado no Financiero se explica principalmente por las compras netas de billetes y divisas sin fines específicos por u$s6.577 millones y los egresos netos de inversión directa y de portafolio de no residentes por u$s437 millones y u$s142 millones, respectivamente.
Dichos movimientos fueron parcialmente compensados por los ingresos netos de Préstamos financieros y líneas de crédito por u$s1.185 millones y por los registros bajo el concepto “Operaciones de canje por transferencias con el exterior” por u$s635 millones (que se explican principalmente como la contrapartida de transferencias de depósitos locales en moneda extranjera de residentes a cuentas propias en el exterior). De modo que el atesoramiento resultó determinante para el resultado de la Cuenta Financiera de familias y empresas. Y estos flujos negativos no solo son compra neta de billetes (u$s4.320 millones) sino también egresos netos en concepto de divisas (u$s2.257 millones, de los cuales u$s576 millones fueron operaciones de canje, o sea, transferencias de depósitos locales al exterior sin impacto en el mercado de cambios). El BCRA, incluso, destaca que tanto el resultado de divisas como el de billetes se explican principalmente por las operaciones de las “Personas Humanas”.
Al respecto, la lectura del BCRA es que parte de los fondos adquiridos y registrados en la cuenta billetes quedan depositados en cuentas locales y son utilizados posteriormente para la cancelación de consumos con tarjetas en moneda extranjera y no constituyen formación de activos externos. De forma similar, en cuanto a los egresos por divisas, en parte pueden ser destinados a la cancelación de pasivos con el exterior (por ejemplo, para pagos de deuda comercial y financiera externa o utilidades y dividendos).
AF.
