No hay mejor apariencia que la de un cabello frondoso y saludable. Mirá algunas algunas recomendaciones sencillas y prácticas, para mejorar el aspecto de tu melena.
Usá solo la cantidad necesaria de champú
Evitá utilizar champú en exceso cuando laves tu cabello de forma regular. Una porción del tamaño de una cucharada es más que suficiente. El exceso puede inflamar el folículo capilar y hace que el pelo se vea opaco.
Enjuagá bien el acondicionador
Tras aplicarte acondicionador o una mascarilla nutritiva, lavá bien todos los residuos para evitar el exceso de producción de grasa y otras alteraciones. Recordá que si tenés cabello grasoso, solo debes untar en las puntas
Cepillalo varias veces al día
Cepillalo entre dos y tres veces al día para estimular la circulación sanguínea y así dar brillo y crecimiento.
Utilizá vinagre blanco
Para recuperar el brillo de tu melena, frotalo con una buena cantidad de vinagre blanco. Este producto natural restaura el pH natural del cuero cabelludo y ayuda a reducir la presencia de los hongos que causan la caspa.
Mascarilla de palta
La palta es uno de los productos orgánicos que más beneficios le aporta a tu melena. Este contiene ácidos grasos esenciales y proteínas que restauran la estructura capilar para combatir el debilitamiento y la caída. Aplicalo como mascarilla.
Utilizá huevo como champú
Aunque parezca increíble, este ingrediente limpia en profundidad, restaura el cabello dañado y proporciona hidratación sin debilitarlo.
Cortá las puntas
Los expertos recomiendan cortar las puntas del cabello por lo menos una vez cada dos meses para promover la buena salud de nuestro pelo.
Protegelo del sol
El uso frecuente de planchitas, secadoras y exposición al sol hace que nuestro pelo se debilite y las puntas se abran frenando su crecimiento. Lo ideal es evitar el calor excesivo y aplicarse posteriormente un buen tratamiento hidratante para el cabello y cuero cabelludo.
Una alimentación saludable
La dieta juega un papel muy importante en la salud del cabello. Lo básico es incrementar el consumo de frutas, verduras, frutos secos, productos lácteos, pescado y beber una buena cantidad de agua al día.