jueves, noviembre 13, 2025

Psicólogo misionero sufrió brutal ataque de "viudos negros" en Palermo

Alfredo, un psicólogo oriundo de Misiones, fue drogado, atado y torturado por tres hombres en su departamento del barrio porteño de Palermo. Todo comenzó con una cena aparentemente amistosa con un conocido que había hecho a través de una aplicación de citas y terminó con violencia con el accionar de los "viudos negros".

“Jugaban mientras yo me desangraba”, relató con la voz entrecortada al recordar el violento ataque que, según confesó, lo hizo sentir al borde de la muerte.

El encuentro fue con un hombre que se presentó como Julián Gutiérrez, con quien había hecho “match” un mes y medio antes. Según contó, la relación no había derivado en algo romántico, sino en una incipiente amistad. “Soy de pueblo, no todo pasa por una cita”, explicó Alfredo, que en Buenos Aires lleva años dedicado a su profesión.

Durante la entrevista televisiva, recordó que veía a Julián como una persona educada y amable, con la que compartía charlas sobre trabajo y proyectos. Por eso no sospechó cuando el viernes pasado lo invitó a cenar en su casa.

“Le dije que estaba cansado, así que propuse una cena tranquila: tarta y birra. Pero él quiso llevar una botella de vodka”, contó. La noche transcurrió con normalidad hasta que, cerca de las 12.30, todo cambió de golpe.

“Estábamos mirando televisión, pestañeé y, cuando abrí los ojos, estaba en ropa interior, atado de pies y manos, con tres tipos en mi habitación”, relató.

Según pudo reconstruir luego con las cámaras de seguridad, pasaron casi tres horas entre el momento en que perdió la conciencia y cuando despertó. Uno de los agresores —el supuesto líder del grupo— lo atacó con un cuchillo de cocina mientras exigía dinero.

“Me cortaron un brazo y después una pierna. Pedían plata, dólares, lo que tuviera”, contó. Les entregó 500 mil pesos destinados al alquiler, pero no se conformaron. Finalmente hallaron sus ahorros y comenzaron a burlarse de él.

“Jugaban con mi ropa, se probaban cosas. Reían mientras yo me desangraba”, recordó Alfredo, todavía conmovido.

Los delincuentes se llevaron sus teléfonos, una computadora, ropa y todo el dinero que encontraron. Tras el ataque, una vecina lo auxilió y logró pedir ayuda. Luego de recibir atención médica, radicó la denuncia.

“Sentí que se me iba la vida”, dijo el psicólogo misionero, que aún intenta procesar el horror vivido en lo que creía sería una simple cena entre amigos.

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