El expresidente Michel Temer, que asumió luego de participar en la conjura contra Dilma Rousseff, fue arrestado hoy en San Pablo por uno de los diez procesos que se tramitan en su contra.
La prisión fue ordenada por el juez Marcelo Pretas, considerado el lugarteniente en Río de Janeiro del ex juez y actual ministro Sergio Moro.
El político estaría envuelto en el cobro de un soborno de 1 millón de reales (260 mil dólares) pagados por la empresa Engevix, que participó en la construcción aún inconclusa de la usina nuclear Angra III en Rio de Janeiro.
Temer fue detenido en San Pablo y trasladado a Rio de Janeiro donde fue preso el ex ministro de Minas y Energía Wellington Moreira Franco, también del MDB y participante en el plan que derrocó en 2016 a Rousseff del Partido de los Trabajadores (PT).
Apodado como “traidor” por Rousseff, que evita citarlo por su nombre, Temer fue electo como vicepresidente en los comicios de 2014.
El arresto causó estremecimiento en Brasilia, donde Temer fue uno de los hombres que controló los hilos del poder durante años. Siempre de una manera sigilosa que le permitió ser oficialista en gobiernos de diferente signo partidario.
Su oportunismo y buenos contactos en el mundo judicial hicieron suponer que podría evitar la prisión luego de haber perdido el fuero calificado con el fin de su mandato el 31 de diciembre del año pasado, tras lo cual asumió el ex capitán Jair Bolsonaro.
Temer declaró haber votado a Bolsonaro y en los últimos meses de su gobierno se comportó como un aliado del entonces candidato de ultraderecha.
Meses después de haber llegado al Planalto, en mayo de 2017, se divulgó una grabación en la que Temer habló sobre pagos ilegales con el magnate del frigorífico JBS Joesley Baptista.
Además de esa evidencia surgió otra, en la que uno de sus lugartenientes fue filmado portando una maleta con dinero de una coima.
Temer fue denunciado dos veces por corrupción por el Ministerio Público, con aval de la Corte, pero el Congreso abortó los procesos.
La prisión de Temer también causó un sacudón en la Bolsa de Valores de San Pablo, que bajaba el 2,4 por ciento a las trece horas.
El diputado Iván Valente, del Partido Socialismo y Libertad, recibió con “sorpresa” la captura. El congresista se preguntó si esta no sería una “maniobra” de los jueces de Lava Jato para enmendar cierta pérdida de credibilidad. También apuntó que este caso llegó
providencialmente para el Bolsonaro que perdió 15 puntos de popularidad en una encuesta publicada el jueves realizada por Ibope en la que se registró que es el gobernante con peor imagen de la historia en los tres primeros meses de mandato.
Columnistas de la cadena Globo insistieron en que este caso demuestra que Lava Jato es “imparcial” pues carga contra políticos de varios partidos. Sin tomar en cuenta que contra Temer hay pruebas abundantes, al contrario de lo que ocurrió en la sentencia que acabó en la prisión de Luiz Inácio Lula da Silva. Los analistas de Globo recomendaron que el ex presidente no sea liberado por la Corte en la sesión que analizará su condena el mes que viene.
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