Un estudio de la Universidad Quenn Mary de Londres demostró que solo un 13% de las emisiones de Metano están reguladas, siendo estas influyentes en el calentamiento global. La problemática debe ser abordada con urgencia si se quieren disminuir sus consecuencias.
Paul Balcome, autor del estudio, expresó su preocupación con respecto al tema: “Resulta chocante ver que la mayoría de las emisiones de metano no están reguladas cuando hoy en día contribuyen en gran medida al calentamiento global, aunque controlar con precisión las emisiones no es fácil”.
“La reducción del Metano sigue percibiéndose como una opción, más que como un paso necesario para combatir el calentamiento global”, explicó Maria Olczak, investigadora del proyecto.
En el estudio se llevó a cabo un análisis de 281 políticas de todo el mundo, de las cuales 255 se encuentran en vigor. El 90% de dichas políticas se adoptaron en América del Norte, Asia-pacífico y Europa.
La investigación dio como resultado que las políticas del metano fósil suelen ser menos estrictas en comparación con las dirigidas a las fuentes de metano biogénico.
Si bien la contaminación es evidente, existe la oportunidad de limitar el calentamiento a corto plazo a través de normativas más estrictas. Es necesario que las emisiones de metano se reduzcan al menos un 40% para el 2030.