martes, junio 17, 2025

Científicos detectan tres mutaciones del mosquito del dengue que se volvieron resistentes a los insecticidas

Existe una forma de revertir esta tendencia a partir del uso de insecticidas “sólo como modo de control de brotes” y no durante “toda la temporada de mosquitos”.

Tras años de investigaciones, un grupo interinstitucional de científicos descubrió que el Aedes aegypti, el mosquito vector del dengue, zika y chicungunya, logró al menos tres mutaciones genéticas que lo vuelven más resistente a los insecticidas. Según advirtieron en un comunicado, estas mutaciones están extendidas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba). Pese a la preocupación manifiesta por los expertos ante la probable epidemia de dengue en la próxima temporada estival, también se destacó que el problema no es irreversible.

Se trató de un estudio que demoró cinco años y que fue elaborado por la Red Argentina Para el Estudio de la Resistencia a Plaguicidas de uso en Salud (RAReP), un comité científico-técnico interinstitucional conformado por los ministerios de Salud y de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, la ANLIS-Malbrán, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Al respecto de la investigación, la bióloga Sheila Ons, quien dirige el Laboratorio de Neurobiología de Insectos (CENEXA-CREG) de la Facultad de Ciencias Exactas (CREG) y de Ciencias Médicas (CENEXA), precisó que “no son una sino tres las mutaciones, y que las mismas están extendidas en el Amba”.

El hallazgo fue logrado a partir de dos líneas centrales de investigación: “la fisiología del sistema endocrino de los insectos y la detoxificación”, de acuerdo con la especialista. “Esta última está relacionada con la resistencia a los insecticidas”, aclaró. El estudio lo hicieron en colaboración con un grupo el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), que dirige Victoria Miceli, y el Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemo (CENDIE-ANLIS MALBRAN), dirigido por Mariana Manteca Acosta.

Tras estudiar por qué insectos como las vinchucas se volvían resistentes los insecticidas, se comenzó a replicar la investigación en los mosquitos vectores del dengue, zika y chicungunya. Los científicos utilizaron “la bioinformática, la biología molecular y la fisiología de los insectos, con la idea de conseguir herramientas de control de insectos con bajo impacto ambiental”, precisó.

“Se esperan este año muchos casos de dengue”, aseguró la especialista y detalló que la resistencia de las poblaciones del Aedes aegiypti en la provincia de Buenos Aires “es muy grande”. En ese sentido, Ons afirmó que “los insectos son muy adaptables al ambiente porque tienen mucha descendencia”, por lo que puede derivar “en tener distintas mutaciones”.

¿Qué causa las mutaciones del mosquito?

Según los científicos, el principal causante de que los mosquitos Aedes Aegypti mutaran en versiones más resistentes a los insecticidas son las “fumigaciones”. Para llegar a esa conclusión, indagaron en la cantidad de casos de dengue reportados en cada lugar en la que aumentó el uso de insecticidas con la frecuencia de mutaciones de resistencia.

La causa de esa resistencia es que “al establecer una mayor presión de selección sobre las poblaciones” con fumigaciones “se van seleccionando las variantes resistentes”, detallaron los autores del estudio.

Los únicos insecticidas que están habilitados por ANMAT en el país para uso domiciliario y sanitario son los piretroides, por su aceptable grado de toxicidad.

Las mutaciones, sostienen, hacen que la interacción con el piretroide sea más difícil, haciendo que la dosis habitual de insecticida ya no alcance para matarlo, sino que se necesiten dosis cada vez más altas.

En ese sentido, Ons describió que hay dos formas de saber en el laboratorio “cuánto más resistentes son los nuevos mosquitos mutantes”. Por un lado, “se evalúa la respuesta toxicológica, recolectando huevos de las zonas muestreadas”, y una vez convertidos en mosquitos adultos, se los expone “a una dosis establecida de piretroides, llamada dosis discriminante, para contabilizar cuántos sobreviven”.

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