viernes, abril 19, 2024

Comienza octubre: hoy se come jopará para espantar al Karaí

Según la tradición, cuando comienza octubre de cada año se prepara en abundancia el tradicional alimento para ahuyentar al personaje mitológico guaraní que atrae el hambre y la miseria en los hogares.

Según la tradición, el 1 de octubre se inicia el mes en que escasean los alimentos: la mandioca, el maíz, los porotos y otros productos vegetales difíciles de conseguir en el campo. El Karaí (señor) Octubre es, según la creencia popular, un duende maléfico al cual atraen la carencia y la pobreza. Por eso, el 1 de octubre de cada año, en los hogares se hace una comida en la que se sirve un suculento jopara (tambien conocido como yopará), similar a un locro pero con porotos, con la intención de conjurarlo, ya que este duende no se queda en los lugares donde hay abundancia.

Esta tradición sigue vigente en el imaginario popular y se sigue preparando el plato en toda la región del NEA, en los principales mercados de del país, así como en restaurantes y centros culinarios.

La leyenda

El Karaí Octubre es un personaje de la mitología regional. Es un hombrecillo que lleva un látigo trenzado de ysypó resguardado en las anchas alas de su raído sombrero de paja. Vive solo en el monte y nadie lo ve sino una sola vez al año. Aparece para comprobar que se cumpla la tradición del primer día de octubre. Viene preparado, con su rebenque listo para castigar a quienes se atrevan a desafiar la costumbre.

Le interesa sobremanera la cocina de cada casa. Pasa hasta donde las ollas están hirviendo sin importarle nada más. Lo ha hecho durante siglos. Malhumorado y hombre de pocas pulgas, el Karaí se pasea por los poblados haciendo sonar su látigo para anunciar su llegada. La mayoría de las mujeres le ceden el paso y le dejan espiar en las ollas. Pero aquellas que no han seguido la tradición, pretenden ahuyentarlo, temerosas. Esas no se salvan del castigo.

Medio petizón es el hombre y su ancho sombrero lo achata aún más. Lleva puestas unas ropas roñosas y es la pobreza, la miseria, las penurias. Se le ahuyenta solamente con una olla repleta de comida. Si no encuentra suficiente, se queda con esa familia para todo el año y, además de los rebencazos, la miseria les acompañará por todo el año con sus nefastas consecuencias.

De ahí que en todas las casas, cada 1 de octubre no falta la especie de puchero bien servido. De esa forma la conciencia de toda la familia quedará tranquila por el resto del año. En cambio aquellos que se resistan y mezquinen la comida de ese día tendrán que convivir con el hambre por el resto del año. Esta tradición enseña al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de “vacas flacas”, época que se inicia en octubre y que abarca los últimos meses del año.

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