El Mundial Sudáfrica 2010 sigue en el recuerdo debido al molesto zumbido de las vuvuzelas, que no sólo distrajeron a los fanáticos en las gradas, sino a los espectadores que disfrutaban los partidos en televisión.
Los rusos también estuvieron preparándose para la Copa del Mundo que arrancará en pocas semanas, pero ¿cuál será el instrumento que identificará el enorme festejo deportivo? Pues es simple: cucharas.
Miles de hinchas tocarán cucharas de madera, que actúan como instrumentos de percusión para alentar a las oncenas desde sus asientos. Esas herramientas crean un ritmo interesante, parecido al de las castañuelas españolas.
Las cucharas rusas son tomadas como piezas folklóricas. En Ancient Rus formaban parte de un juego de comedor. Pueden ser fabricadas en varios tipos de madera: tilo, álamo o arce. En su mayoría son esculpidas en madera gruesa para una gran durabilidad.
El grupo organizador del evento se inclinó a estas cucharas y no al uso de instrumentos viento, para no repetir la mala experiencia ocurrida en tierras africanas. “Se excluyeron también instrumentos enormes como el acordeón, platillos, cuernos o aquellos de cuerda como el gusli (parecido a la lira)”, comunicó un vocero de la organización.
Con su aprobación, pronto las cucharas se convirtieron en un gran símbolo para el Mundial 2018. Los interesados en adquirir el simpático producto podrán hacerlo en puestos de souvenirs, donde ya es demandado por cientos de turistas en Moscú.
Para un mejor uso en los estadios, los compradores pueden preguntar por su soporte en forma de “V”, que sirve para insertar y manipular libremente las cucharas. El presidente ruso, Vladimir Putin, aprobó la idea y acordó un subsidio gubernamental valorado en un millón de rublos, destinado a la fabricación y distribución de esas cucharas en puestos cercanos a los estadios de fútbol.