Conocido como "el caribe brasileño", Alter do Chao es una de las principales postales turísticas del estado amazónico de Pará. Un paraíso de arena blanca y aguas cristalinas que presentan un inquietante color turbio.
Ambientalistas y habitantes de Alter do Chao, situado en el municipio de Santarém, a orillas del río Tapajós, afirman que este fenómeno es debido en buena parte al 'garimpo', la minería ilegal que se practica a unos 300 kilómetros de este lugar, en regiones del Medio y Alto Tapajós.
El aumento de la turbiedad de las aguas del río no es un fenómeno nuevo, pero hasta ahora no había llegado a Alter do Chao. Cada año, en la época de lluvias, entre diciembre y enero, sedimentos naturales del río Amazonas se arrastran e ingresan hasta el Tapajós por canales que conectan a ambos, lo que ensombrecen las aguas que luego vuelven a recuperar su color.
Sin embargo, el aumento de su intensidad y su prolongada duración durante todo este año es lo que ha llamado la atención de los investigadores.
La organización no gubernamental Mapbiomas rastreó el camino de los sedimentos usando imágenes satelitales, y concluyó que parte del aumento de la turbiedad de las aguas se debe a los desechos de la minería ilegal.
Mapbiomas alerta de que la minería ilegal en la Amazonía se ha multiplicado en los últimos años y una de las regiones donde ha habido un aumento más expresivo es en la cuenca del Tapajós.
El área de extracción llegó a triplicarse en los últimos 10 años: pasó de 21.437 hectáreas en 2010 a 68.351 hectáreas en 2020.
La mayor parte de esa actividad se concentra en tierras indígenas protegidas. En el territorio indígena Munduruku, en el Alto Tapajós, el área devastada por el garimpo aumentó más de un 363 % en dos años.
"A causa de la pandemia, en estos últimos años el valor del oro subió mucho, mientras que la fiscalización disminuyó. Tenemos un Gobierno que en cierta forma es connivente con la actividad garimpeira", comenta a RT Caetano Scannavino, coordinador del proyecto Saude e Alegria.
Para la búsqueda de oro, los mineros excavan el suelo amazónico o dragan el fondo de los ríos. Los sedimentos son descartados directamente de las plantas extractoras a los ríos y este aporte extra modifica las características fisicoquímicas del agua y su color. Estos se juntan con los sedimentos naturales que arrastran las lluvias.
Fuente: RT
