Cuando el 5 de julio de 1946 Louis Réard presentó en sociedad el traje de baño de “dos piezas”, sabía que iba a generar un escándalo, pero -seguramente- jamás anticipó el cambio radical que se venía en el mundo de la moda.
A principios de la década del cuarenta, este ingeniero automotriz heredó el negocio de lencería de su mamá, asentándose como diseñador de ropa cerca de Les Folies Bergères, en París. Paseando por las playas de Saint-Tropez, notó que las mujeres se enrollaban los bordes de sus trajes de baño para poder broncearse mejor, inspiración que lo llevó a crear una prenda con la panza al descubierto. Si bien hay antecedentes similares usados por atletas femeninas de la Antigua Grecia y la Alta Edad Media (denominados mastodeton), estos estaban relacionados únicamente con el deporte y no destinados al baño. La oportunidad de Louis estaba a la vista.
A Réard casi le ganan de mano con el ‘Atome’ de Jacques Heim, el “traje de baño más pequeño del mundo”, producido en mayo de 1946. Entonces, Louis se apuró, confeccionó una prenda que constaba de cuatro triángulos -dos para cubrir los pechos, uno para la parte superior de los glúteos y otro para la zona pélvica- realizados con solo 76 cm² de tela con estampados de periódico, y el 5 de julio lo presentó al mundo.
El desfile pautado en la pileta del hotel Melitor casi debe suspenderse porque ninguna modelo profesional se atrevía a lucir la nueva prenda en público. El diseñador terminó recurriendo a Micheline Bernardini, estríper del Casino de París, quien le advirtió que el evento “iba a ser una bomba más potente que la que, cinco días antes, el gobierno de Estados Unidos había detonado en el Atolón de Bikini”; un conjunto de pequeños arrecifes de las Islas Marshall, en el océano Pacífico, donde se realizaban pruebas nucleares. De ahí, el ‘explosivo’ nombre que adquirió el traje de baño de dos piezas.
En celebración a la visión de Réard, cada 5 de julio se festeja el Día Mundial del Bikini, una prenda que, al principio, escandalizó a la sociedad, tuvo que hacerles frente a las protestas del Vaticano (aseguraban que era algo pecaminoso) y la prohibición de su uso en países como España, Italia y Bélgica.
La bikini logró popularizarse, recién, en la década del sesenta gracias a figuras (y símbolos sexuales) como Brigitte Bardot, Marilyn Monroe y Jane Fonda, quienes posaban frente a los fotógrafos sin tapujos… y, en algunos casos como el de Bardot, sin la parte de arriba de su traje de baño.
Así, la bikini lleva más de 75 años revolucionando la moda con sus diferentes versiones, estilos, tamaños, telas y colores.
FUENTE: LA NACIÓN.