La analista y licenciada en Ciencia Política Milva Carlino participó de otro streaming de Códigos, la política desde adentro, donde analizó los resultados de las elecciones legislativas del domingo 8 de junio en Misiones. “Hubo una victoria oficialista, sí, pero también una baja participación que debería preocuparnos a todos”, alertó.
Desde su mirada, el dato más contundente no fue el ganador, sino el escaso 55% de participación electoral, el registro más bajo en una legislativa desde que hay mediciones en la provincia. “Es un síntoma de desafección política. En Misiones, históricamente, las intermedias rondan el 60%, incluso más. Esta vez ni eso”, comparó.
En su lectura, este fenómeno no es solo provincial. “Lo venimos viendo a nivel nacional y regional. Hay una apatía cívica que se está consolidando. Hay gente que cree en el voto, pero no quiere participar. Se perdió el entusiasmo, se perdió la conexión”, sostuvo Carlino.
Una victoria con margen más ajustado
Respecto a los resultados, Carlino señaló que el oficialismo provincial fue ratificado, aunque con menor diferencia que en elecciones anteriores. “La Renovación ganó, pero con siete puntos de diferencia sobre la segunda fuerza. Eso la convierte en una elección mucho más competitiva que otras”, explicó.
“Cuando la diferencia entre primero y segundo es de menos de 10 puntos, estamos ante una elección competitiva”, puntualizó. Para ella, esta nueva realidad obliga al oficialismo a revisar estrategias y asumir que el tablero político ya no se estructura con tanta comodidad.
La Libertad Avanza: más marca que nombres
Uno de los fenómenos de esta elección fue la irrupción de La Libertad Avanza como segunda fuerza provincial. Carlino dijo que ello “no se puede comparar el 56% que Milei sacó en el balotaje con este 22% en la legislativa. Son contextos distintos”.
En su análisis, el voto no respondió tanto al candidato Diego Harfield, sino al peso simbólico de la marca. “Podría haber sido cualquier otro en la boleta. Era un voto a la Libertad Avanza como concepto, no al nombre propio”, sentenció. El fenómeno, según explicó, responde a una lógica de marketing político, una etiqueta fuerte que arrastra por sí sola.
El Concejo Deliberante de Posadas también se reconfigura
En Posadas, el oficialismo retuvo bancas, pero también cedió terreno. La elección terminó con una distribución más equilibrada y con la novedad del ingreso de ediles de Amarilla y de La Libertad Avanza. “La Renovación ponía en juego cuatro bancas y retuvo dos. Las otras se repartieron entre estas nuevas fuerzas emergentes”, explicó.
“Se acortan las diferencias y se diversifica la representación”, concluyó. Para Carlino, ese nuevo mapa exige diálogo, acuerdos y una nueva manera de gestionar el poder dentro del recinto capitalino.
El Frente Renovador se afianzó como primera fuerza en Posadas
El radicalismo, uno de los grandes perdedores y un PJ casi ausente
Sobre el rol del radicalismo y la figura de Martín Arjol, Carlino consideró que el espacio “quedó desdibujado”. Si bien la lista de Arjol logró una banca, lo hizo con un armado alternativo y alejado del sello original de La Libertad Avanza. “No es lo mismo usar el color que ser la marca”, explicó.
“Arjol fue solo. Expulsado del radicalismo, sin contención libertaria, compitió con un sello que no era ni una cosa ni la otra”, explicó.
Carlino también se refirió al ausente de la jornada: el Partido Justicialista. “Por primera vez, el PJ como tal no compitió. Se diluyó entre otros armados. Lo mismo le pasó al radicalismo”, señaló.
Desde su perspectiva, la no participación fue una estrategia defensiva ante un contexto adverso. “A veces, el objetivo no es ganar, sino replegarse para volver más adelante”, afirmó. Pero también advirtió que, sin presencia clara, se pierde identidad.
Voto fragmentado, representación difusa
Una de las consecuencias más visibles de la elección es la fragmentación. Con la Renovación manteniendo bancas y el resto repartido entre diversos bloques, la legislatura provincial se vuelve más diversa, pero también más impredecible. “El poder quedó más repartido. La gobernabilidad va a depender ahora de la construcción de consensos. No hay un bloque que pueda imponer sin diálogo”, analizó Carlino.
En un tono más estructural, Carlino apuntó a que el sistema político ya no puede operar bajo las mismas reglas. “Los manuales están rotos. Lo que antes funcionaba, hoy no sirve”, dijo.
“La dirigencia tiene que reconectar con la ciudadanía. Escuchar, cambiar agendas, salir del discurso cómodo. Hay una parte del electorado que se desconectó y no va a volver solo”, remarcó.
Desafección democrática y señales de alerta
Para Carlino, la baja participación, la fragmentación, y la aparición de outsiders no son hechos aislados, sino síntomas. “Hay una crisis de representación, sí. Pero también hay una crisis social. Y una no se resuelve sin atender la otra”, advirtió.
“No es una derrota del sistema, pero sí una advertencia. La gente está desconectada. Y si la política no vuelve a hablar su idioma, la democracia pierde fuerza”, concluyó.