El programa oficial abarca desde la contaminación del plástico hasta “cómo alcanzar la felicidad”, pasando por la inteligencia artificial o el papel de las mujeres en las empresas.
La decisión de anular el viaje a Davos se produce después de que Trump cancelara el plan de su principal oponente demócrata, Nancy Pelosi, de tomar un avión de la fuerza aérea hacia Afganistán, argumentando la parálisis gubernamental. Unos 800,000 empleados federales y muchos más contratistas del gobierno están afectados por este cierre, provocado por la negativa de Trump a aprobar la financiación de una serie de departamentos, en represalia por la negativa de los demócratas, que controlan la cámara baja del Congreso, a aprobar sus planes para un muro fronterizo entre México y Estados Unidos.
Ni siquiera habrá delegación estadounidense en Davos, en la que estaba prevista el secretario de Estado Mike Pompeo y el del Tesoro Steven Mnuchin.
Otras gran ausente será la primera ministra Theresa May, en plena incertidumbre sobre el Brexit, una cuestión que preocupa a las grandes compañías que temen una salida sin acuerdo de la Unión Europea en la fecha prevista del 29 de marzo.
Tampoco estará el presidente francés Emmanuel Macron, que se enfrente a a las protestas de los “chalecos amarillos.
El programa oficial abarca desde la contaminación del plástico hasta como alcanzar la felicidad, pasando por la inteligencia artificial o el papel de las mujeres en las empresas.
Pero Davos sigue siendo ante todo un lugar de reunión de la élite, con sus hoteles, sus salones de lujo y sus fiestas donde se cierran importantes negocios.
En lo económico, Davos estará atento a las cifras del crecimiento en China, que se esperan a la baja.
El lunes el Fondo Monetario Internacional publicará sus previsiones sobre la economía mundial, el mismo día en el que la ONG Oxfam publica su informe anual sobre las desigualdades.
“La mundialización crea ganadores y perdedores. Ahora tenemos que ocuparnos de los perdedores“, reconoció el fundador del Foro, el economista alemán Klaus Schwab, de 80 años.
Un discurso que no convence a los opositores de esta reunión, algunos de los cuales obtuvieron la autorización de manifestarse el jueves en la pequeña estación de esquí bajo estrictas medidas de seguridad.
(Fuente: Ámbito Financiero)