El dato del IPC de enero del 6%, el más alto en los últimos 32 años para un comienzo de año, volvió a encender las alarmas dentro del Gobierno. Un comienzo de año caliente que pone dificultades de entrada a las aspiraciones del equipo económico en materia inflacionaria, en un 2023 electoral que, a su vez, tendrá al dólar como otro frente que deberán atender desde el Palacio de Hacienda, no solo para evitar una disparada de la cotización paralela sino también por la acumulación de divisas en el Central.
El 6% fue el dato más alto para un comienzo de año desde 1991, cuando enero de ese año marcó un 7,7%. El economista Salvador Vitelli explicó a PERFIL que “es una dinámica que preocupa mucho teniendo en cuenta que enero siempre fue un mes con cierta estacionalidad en la demanda de dinero, la gente necesita pesos y eso hace que los precios no varíen demasiado”.
Por su parte, Eugenio Marí, economista jefe de la fundación Libertad y Progreso expresó: “El 6% de suba del IPC en enero refleja los desequilibrios de fondo que tiene la economía. Para este año, el déficit consolidado superará el 8% del PBI. Y con pocos instrumentos disponibles, no será raro que dependa del financiamiento monetario (directo e indirecto). Esto no es compatible con una baja en la inflación, y nos dejará lejos de la meta del 60% de inflación fijada en el Presupuesto”.
Sin embargo, la suba de precios de comienzo de año no solo sigue dejando un piso elevado, sino también un arrastre que presentó el incremento del 40% en los precios en la hacienda de pie, en la segunda quincena de enero, que provocó el alza en el valor de la carne vacuna, por lo cual alimentos será de nuevo el rubro que traccione para arriba el IPC en el corriente mes.
(Fuente: Perfil)