sábado, mayo 4, 2024

Estudio revela cómo la falta de sueño afecta el estado de ánimo

Los expertos explican que un descanso reparador ayuda a lograr el equilibrio entre los sistemas del organismo, por lo que un mal descanso atenta contra los vínculos personales.

La falta de sueño no solo puede ser perjudicial para la salud física, sino también mental. Un estudio realizado por la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, sigla en inglés) de EE.UU reveló que la pérdida de sueño puede impactar negativamente en las emociones positivas, afectando el estado de ánimo de las personas.

De acuerdo con la mega investigación publicada por APA que investigó por más de 50 años los efectos emocionales del déficit del sueño, el mal descanso nocturno debilita el funcionamiento emocional provocando que las personas se vuelvan más irritable y se aumente el riesgo de padecer ansiedad, por lo que no solo afecta a la salud, sino que también podría afectar el vínculo con las personas.

Los investigadores señalaron que “más del 30% de los adultos y hasta el 90% de los adolescentes no duermen lo suficiente”. Candice Alfano, directora del estudio y del Centro de Investigaciones del Sueño y la Ansiedad de la Universidad de Houston, en Estados Unidos, señaló: “Las emociones gobiernan prácticamente todos los aspectos de nuestra vida diaria. Nuestros hallazgos confirman que incluso cuando el sueño es solo levemente deficiente, hay cambios negativos mensurables en la forma en que reaccionamos ante los eventos cotidianos”

Si bien muchas personas no suelen darle importancia a las horas de sueño necesarias para lograr un buen descanso, lo cierto es que desde el nacimiento hasta la adultez es fundamental lograr un descanso reparador para así alcanzar el equilibrio de todos los sistemas del organismo.

¿Cómo se realizó el estudio?

La investigación publicada por la Asociación Estadounidense de Psicología resumió los datos aportados en más de 150 investigaciones realizadas en los últimos 50 años, en las que participaron más de 5.700 voluntarios de Europa y Estados Unidos. En todos estos estudios, el sueño de los participantes fue interrumpido en más de una ocasión.

Algunos de ellos debieron permanecer despiertos por períodos más extensos, mientras que a otros se les permitió descansar menos tiempo de lo habitual, y otros tantos a los que se les despertó con frecuencia durante la noche. Cada estudio midió al menos una variable vinculada a las emociones luego de la interrupción del sueño.

Los estudios demostraron que las tres maneras de despertar a los participantes impacta negativamente en las emociones positivas, como la satisfacción, la alegría y la felicidad. Además, revelaron que los voluntarios que durmieron mal presentaron síntomas de ansiedad como mayor preocupación habitual y un aumento en la frecuencia cardíaca.

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