El doctor Fernando Barreyro, médico e investigador del Conicet, dedicó gran parte de su carrera a la salud hepática y es un profesional reconocido en ese campo. Tras completar su formación en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y realizar residencias en diferentes hospitales, tuvo una experiencia en la prestigiosa Mayo Clinic de Estados Unidos, un centro de referencia en gastroenterología y hepatología.
Posteriormente, decidió regresar a Argentina para aplicar sus conocimientos y hacer su contribución a la provincia de Misiones, donde actualmente trabaja en investigación y atención médica.
En su visita a Códigos en la Tele, el especialista abordó temas fundamentales como la prevalencia del hígado graso, los riesgos del consumo de alcohol y la importancia del trasplante hepático.
El hígado graso, una enfermedad silenciosa
Uno de los principales problemas que enfrenta la salud hepática en la actualidad es el hígado graso. Esta condición, que afecta a aproximadamente 4 de cada 10 personas, suele ser silenciosa, ya que no presenta síntomas evidentes.
“Es una enfermedad muy frecuente y, en la mayoría de los casos, no se manifiesta hasta que ya está avanzada”, explicó Barreyro. Esta afección puede derivar en complicaciones graves, por lo que resulta clave detectarla a tiempo.
El hígado cumple funciones vitales para el cuerpo, como la digestión de alimentos y la metabolización de sustancias, incluyendo medicamentos, detalló el profesional de la medicina. “Es un órgano fundamental. Cuando comienza a fallar, lo hacen también otros sistemas”, agregó.
Para controlar la salud hepática, Barreyro recomendó realizarse estudios al menos una vez al año. Entre los métodos de diagnóstico, mencionó análisis de sangre y ecografías, así como el uso del Fibroscan, una tecnología avanzada disponible recientemente en Misiones, que permite evaluar la presencia de grasa en el hígado y el daño hepático sin necesidad de realizar una biopsia.
“Hace 20 años, para saber cómo estaba el hígado, había que hacer una biopsia, que es invasiva. El Fibroscan, en cambio, nos da información precisa en pocos minutos y sin dolor”, señaló el especialista. Este método, que dura entre dos y cinco minutos, requiere solo de un ayuno de cuatro horas y es completamente ambulatorio. Hay solo cuatro aparatos en el país con esta tecnología y Misiones es una de las provincias que cuenta con dicho equipo.
Si bien el hígado graso afecta mayormente a adultos, el investigador de Conicet alertó sobre un aumento de casos en adolescentes y niños, en su mayoría asociados al sobrepeso y la obesidad. “En estos casos, la enfermedad mejora considerablemente con un cambio en la alimentación y un estilo de vida saludable”, comentó.
Para prevenir esta afección, el especialista insistió en la importancia de una dieta equilibrada, la práctica de actividad física regular y evitar el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados o ricos en grasas.
Consumo de alcohol: “La dosis recomendada es cero”
El consumo de alcohol es otro factor que daña gravemente el hígado. Aunque muchos consideran que beber moderadamente es inofensivo, Barreyro fue categórico al señalar que “no existe una dosis segura de alcohol”.
Contrario a lo que se cree, las bebidas alcohólicas no aportan beneficios para la salud, sino que agrava enfermedades hepáticas, como la cirrosis. “La evidencia científica es clara: el alcohol no tiene ningún tipo de beneficio para el organismo”, enfatizó.
El especialista también se refirió a la creencia popular de que el vino o la cerveza, en pequeñas cantidades, pueden ser saludables. Aunque muchas personas optan por un “consumo moderado”, Barreyro dejó en claro que aquellos que padecen enfermedades hepáticas deberían evitar por completo el alcohol, ya que cualquier cantidad puede empeorar su condición.
“Si una persona ya tiene algún tipo de daño hepático, lo preferible es no beber en absoluto”, insistió.
El impacto del alcohol en el hígado es devastador a largo plazo. En casos graves, puede desencadenar cirrosis, una enfermedad crónica que deja cicatrices en el tejido hepático y afecta su funcionamiento, acentuó.
Esta condición, en muchas ocasiones, lleva a la necesidad de un trasplante hepático, pero Barreyro destacó que el hígado graso también puede provocar este mal en personas que nunca han consumido alcohol, lo que demuestra la gravedad de esta enfermedad.
Trasplantes y donación de órganos
El trasplante de hígado es un procedimiento vital para aquellos pacientes cuya función hepática ha fallado irreversiblemente. Actualmente, en Argentina hay alrededor de 7 mil personas en lista de espera para recibir un trasplante de órganos, pero solo se realizan unos 1.300 procedimientos anuales, lo que refleja una gran disparidad entre la demanda y la disponibilidad de donantes.
El trasplante hepático se realiza en casos de fallo hepático agudo, como una hepatitis fulminante, o en casos crónicos, como la cirrosis avanzada. Sin embargo, no todas las personas que padecen estas enfermedades pueden recibir un trasplante, ya que el procedimiento conlleva riesgos considerables.
“La cirugía tiene una morbimortalidad del 10 al 15%, por lo que se realiza solo cuando ofrece una clara mejora en la sobrevida del paciente”, explicó el investigador.
Barreyro subrayó que, para ser donante, una persona debe cumplir ciertos requisitos, como tener órganos en buen estado y haber sufrido muerte cerebral. También se pueden realizar trasplantes con donantes vivos, aunque este proceso es mucho más complejo, ya que la persona debe ser compatible inmunológicamente con el receptor y someterse a una serie de evaluaciones.
“Hoy en día, incluso una persona de 70 años puede ser donante, siempre y cuando sus órganos se encuentren en condiciones óptimas”, añadió.
Con respecto al impacto del trasplante en la vida de los pacientes, Barreyro destacó que el objetivo es que puedan llevar una vida normal. “La idea es que el paciente trasplantado recupere su calidad de vida y pueda continuar con sus actividades diarias”, comentó. Sin embargo, para que esto sea posible, se necesita aumentar la cantidad de donantes y generar una mayor conciencia social sobre la importancia de la donación de órganos.