martes, septiembre 9, 2025

Hay radiografías que son un diagnóstico en sí mismas

Este último domingo, en la provincia de Buenos Aires, que acumula el 40% del electorado del país, hubo 5.608.309 personas que no fueron a votar. Si a ello le añadimos 688.967 personas que votaron en blanco o anularon su voto, la suma de los indiferentes y desencantados asciende a 6.297.276.

La fuerza política que se alzó con el triunfo obtuvo 3.820.119. Allí está pintado el panorama del divorcio de la gente con la política.

La sociedad fue convocada a un esfuerzo que fue retribuido con gritos, con lenguaje soez para todo el que tuviera un mínimo matiz, con apuestas feroces que se redoblaban aún cuando se sabía que iban a fracasar.

El gobierno dinamitó todos los puentes posibles del diálogo. Su desentendimiento absoluto de la política y de la empatía lo llevaron a interpretar que algunas estadísticas o indicadores eran la realidad, y no llaves para tratar de acercarse a ella y abordarla. Así abrazó un logro único como el descenso de la inflación, o a una medición unidimensional del ingreso que dice haber sacado a 12.000.000 de personas de la pobreza.

Nada de todo eso llegó al metro cuadrado del argentino de a pie, que a pesar de tanto dato estadístico comprueba con su propia matemática lo que significa no llegar a fin de mes. Que sabe lo que es perder su obra social o medicina prepaga, dejar parte del changuito en la caja, caminar por no poder pagar el colectivo o dejar de mantener su auto usado en condiciones.

El gobierno nacional debe hacer un cambio importante. Muchos se lo piden pensando en octubre. Yo le pediría que piense en mañana mismo, y en la urgencia que tienen millones de argentinos de sentir un alivio y volver a ser tratados con respeto.

Lucas Romero Spinelli, vicegobernador de Misiones.

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