Tanto una como la otra se pueden producir por diversas causas que es importante para el paciente conocer.
La diabetes es una enfermedad crónica del metabolismo que provoca un exceso de azúcar en sangre y orina debido a la disminución de la secreción de insulina, es decir, la hormona encargada de procesarla. Los pacientes que están controlados y toman la medicación pertinente pueden llevar una vida regular. Sin embargo, las personas que padecen este tipo de patología y no están bajo control profesional tienen mayor riesgo de sufrir eventos negativos relacionados a ella, tanto a corto como a largo plazo.
Por diversas causas, los pacientes con diabetes, pueden padecer dos estados diferentes: la hiperglucemia y la hipoglucemia.
La primera se trata de un aumento del nivel de glucosa -azúcar- en sangre, en general, muy por encima de los valores promedio ideales. Se puede producir por diversos motivos, tanto en personas diabéticas como en aquellas que no lo son. Sin embargo, en pacientes que padecen diabetes se manifiesta con mayor frecuencia y las consecuencias pueden ser más graves.
“Una de las causas principales es la menor producción de insulina por parte del cuerpo, debido a la progresión de la diabetes tipo 2”, explica la Lic. Laura Casparian, especialista en Nutrición y educadora certificada en diabetes del staff de Medicus. En segundo lugar, en pacientes diabéticos el olvido de tomar la medicación para su enfermedad puede provocar un aumento en los valores de azúcar en sangre.
Por otro lado, las personas que no padecen diabetes también pueden experimentar hiperglucemia, aunque los motivos son diferentes. Realizar menos ejercicio de lo habitual, por ejemplo, o consumir alimentos con gran cantidad de carbohidratos pueden ser algunas de las causas de un aumento de la glucemia. Asimismo, “el consumo de algún medicamento que pueda elevar los niveles de azúcar en sangre o padecer algunas infecciones o enfermedades también pueden traer hiperglucemia”, indica la Lic. Constanza Machain Barzi, especialista en Nutrición de Medicus.
La hiperglucemia suele provocar una serie de síntomas que pueden ayudar al paciente a identificarla y a consultar a un especialista lo antes posible. El aumento de la sed y de la frecuencia y el volumen de orina son dos de los principales signos de alerta que se deben considerar. A su vez, los dolores de cabeza o cefaleas, las molestias abdominales y la dificultad para la cicatrización de las heridas también son indicios que pueden señalar la existencia de algún tipo de patología, como la hiperglucemia.
Ante la aparición de estos síntomas, aunque sean leves, es de suma importancia que el paciente lo consulte con su médico. Así, el profesional podrá evaluar la situación en forma temprana y evitar que la situación se agrave. “En pacientes diabéticos es todavía más importante la consulta a un especialista, dado que si el estado del paciente empeora puede acabar en un coma diabético -una complicación de la diabetes que pone en riesgo la vida y produce pérdida de la conciencia-”, explican las especialistas.
Por otro lado, los pacientes diabéticos y las personas en general pueden experimentar otra complicación relacionada a los niveles de azúcar en sangre, que se conoce como hipoglucemia. Tal como su nombre lo indica, es el fenómeno contrario a la hiperglucemia, es decir, un nivel de glucosa en sangre por debajo de los valores promedio ideales.
Las causas que pueden provocar una reacción de estas características son diversas. En primer lugar, cabe destacar los errores en la alimentación, como comer menos de lo indicado, saltear o retrasar comidas.
Del mismo modo, los errores con la medicación, algunas enfermedades que provoquen vómitos o diarreas, el aumento excesivo de la actividad física o el consumo de alcohol sin haber comido son algunas de las razones por las que una persona puede experimentar hipoglucemia.
Los síntomas que el paciente puede experimentar son diversos, pero también pueden ser útiles para detectar la patología. La sudoración fría, los temblores y la sensación de debilidad -para mantenerse en pie o para agarrar objetos, por ejemplo- son algunos de los signos que la persona pueden experimentar al momento de estar en estado de hipoglucemia. A su vez, ver borroso, sentirse mareado, tener dificultades para hablar y padecer dolores de cabeza también pueden ser síntomas de niveles bajos de azúcar en sangre.
“Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, la primera medida que hay que tomar -en caso de ser posible- es confirmar la hipoglucemia”, especifica la Lic. Casparian. Esto solo se puede hacer con un glucómetro -un instrumento de medida que se utiliza para obtener la concentración de glucosa en sangre de forma instantánea-.
En algunos casos es posible que el paciente experimente todos o algunos síntomas de hipoglucemia sin tener los niveles de azúcar por debajo de lo normal o promedio, es decir, 70 mg % de glucosa. En caso de que esto suceda se debe adelantar la próxima comida o agregar una colación que tenga gran cantidad de hidratos de carbono complejos.
No obstante, si el valor de glucemia está por debajo del recomendado, es importante que el paciente ingiera un hidrato de carbono simple, es decir, de absorción rápida, para favorecer su recuperación. Las opciones más comunes y que generalmente están a mano son medio vaso de gaseosa común, dos cucharadas de azúcar o sobrecitos como los que se encuentran en los bares, dos cucharadas de mermelada o tres caramelos que no tarden mucho en disolverse en la boca.
Para evitar la descompensación respecto de los valores de azúcar en sangre es importante seguir una rutina y siempre respetarla. La medicación es uno de los aspectos centrales, por lo que se deben cumplir los horarios y dosis de toma. Cualquier modificación debe ser hecha por el médico tratante y no por el paciente.
A su vez, “seguir el plan alimentario también es fundamental para controlar los niveles de azúcar en sangre, así como también de otros valores”, señala la Lic. Machain Barzi.
Por último, quienes son propensos a este tipo de descompensaciones siempre deben tener un hidrato de carbono simple y uno complejo para ingerir en caso de emergencia.