martes, abril 22, 2025

Inicia el proceso para elegir al nuevo Papa tras la muerte de Francisco

El argentino falleció a sus 88 años y dejó vacante el trono de San Pedro. Como parte de su papado, Francisco introdujo modificaciones en los ritos funerarios.

Mientras miles de fieles lloran la pérdida del papa Francisco, en el Vaticano se viven horas de intensidad y preparativos. La muerte del Sumo Pontífice puso en marcha una serie de ritos y rituales planificados para la despedida del argentino y la elección de su sucesor en el Cónclave.

El papa Francisco, quién falleció el lunes por la madrugada, introdujo una serie de cambios sustanciales en los ritos funerarios que son tradición en la Iglesia Católica, con el objetivo de enfatizar su visión austera y sencilla de la religión. A pesar de las modificaciones, tres elementos claves se sostienen y deben cumplirse luego de la muerte del Sumo Pontífice.

Los ritos funerarios del Papa

Las reformas – entre tantas otras – que fueron propuestas por Francisco están reflejadas en el delgado volumen rojo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, que significa “Rito del entierro de los romanos pontífices”.

El rito funeral permanecía intacto desde el año 2000 y los cambios fueron impulsados por los propios deseos de Francisco y por la muerte del Papa emérito Benedicto XVI, cuyo funeral puso al Vaticano a preparar la despedida del primer Papa retirado en 600 años.

Los trabajos de Francisco para modificar los rituales fueron hechos con el arzobispo Diego Ravelli. En detalle, el propio Ravelli aseguró que las reformas planificadas tenían por objetivo “enfatizar aún más que el funeral del Romano Pontífice es el de un pastor y discípulo de Cristo, y no el de un hombre poderoso de este mundo”.

Los tres momentos más destacados del rito tras la muerte del Papa se desarrollan en la residencia del Sumo Pontífice, en la Basílica de San Pedro y en el lugar de entierro.

La declaración de muerte

El jefe de salud vaticano certifica el deceso, el camarlengo formaliza la defunción en la capilla personal y el Papa es colocado en un ataúd de madera con revestimiento de zinc, vestido con sus ornamentos.

El traslado a la Basílica

El féretro baja al nivel del suelo en la Basílica para la entonación de las Letanías de los Santos, con el cirio pascual a su lado.

El sello del ataúd

El camarlengo, con cardenales testigos, cierra el ataúd, coloca un paño en el rostro y añade una bolsa con monedas y un “rogito” conmemorativo.

La despedida: el funeral y el entierro

Se celebra el funeral solemne (presidido por el decano o vicedecano cardenalicio) y el Papa es enterrado según su voluntad, tras lo cual comienza el novenario de luto y luego el cónclave.

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