domingo, julio 27, 2025

La política sin humo frente a la hiperrealidad

En la obra Simulacres et Simulation, sobre la precesión de los simulacros, el brillante filósofo y ensayista francés Jean Baudrillard recuerda un cuento de Jorge Luis Borges sobre un mapa, es decir, una representación. Con base en esta historia, señala que en la era posmoderna el territorio ha dejado de existir y que solo ha quedado el mapa. Baudrillard insiste en que la ficción supera a la realidad y asegura que los receptores de la hiperrealidad desempeñan un papel pasivo. Para él no existe la construcción de sentido independiente.

Por Nicolás Marchiori

Los simulacros son, entonces, aquellos elementos que, según la metáfora de Borges, hacen emerger un mapa -un modelo virtual- por encima del territorio real. Ese modelo virtual construido por la sucesión de simulacros llega a suplantar a la realidad, dando lugar a la hiperrealidad, que, en términos más actuales sería lo que hoy se conoce como la posverdad. Según esto, y dado que la realidad se extingue bajo las brumas del modelo virtual, ya solo quedan los simulacros: de aquí en adelante, los simulacros precederán a cualquier acontecimiento, o, más exactamente, a cualquier suceso que ocurra en la hiperrealidad.

Dicho esto, debemos considerar que la política dejó de ser un plan de debate de las ideas para el bien común, para transformarse, infelizmente, en un escenario donde se libra una gigantesca competencia de actuaciones, simulaciones y montajes.

La sociedad, transformada en votantes en tiempos electorales, en la mayoría de los casos pasa por alto que la manipulación política de campaña le estuvo induciendo a reconocer a un ídolo y un enemigo, a amarlo y odiarlo con la misma fuerza y a acumular impaciencia, odio y rechazo para que el día de las elecciones pudiera expresarse al respecto.

Al final de una campaña, por lo tanto, los ciudadanos llegan cargados de consignas que serán más o menos consistentes y se habrán instalado con mayor o menor fuerza y construirá determinados sesgos.

La campaña de construcción de un ídolo tiene muchísimo de marketing comercial, recoge todo el acervo del diseño de la promoción de un producto y le agrega una poderosa cuota de psicología social y estudios demoscópicos. En paralelo, la campaña de destrucción del enemigo se centrará en lo que conocemos como “la guerra sucia”.

En el último tiempo, las redes sociales se han convertido en un gran “teatro de operaciones” del disenso y el proveedor de los mecanismos para el disenso violento o agresivo en el escenario público. Las situaciones de disenso, incluso aquellas en las que los jugadores usan la violencia física directa, son viralizadas por las redes sociales para que corran como reguero de pólvora en la opinión pública. Las redes sociales funcionan como mecanismos de canalización y de realización de la violencia simbólica o de la agresividad social.

Para llevar adelante la campaña de destrucción del enemigo, la cultura de masas necesita de motivos y activadores de interés, de mecanismos estresantes y las expresiones de violencia potencial o real son siempre gratificantes desde el punto de vista de las audiencias. Los propios jugadores del sistema político y de los sistemas subordinados (económico, social y cultural) utilizan la presión y la acción simbólica para afectar a sus adversarios.

En este contexto, en tiempos en donde la hiperrealidad se ha transformado en una amenaza permanente para las sociedades y las democracias, las redes sociales encienden la atención de los espectadores y usuarios por medio de la exposición dramática del disenso violento y de distorsiones malintencionadas de la realidad; y algunos jugadores del sistema político y económico adquieren el acceso al escenario público para lograr presión psicológica sobre sus adversarios y observadores, potenciando la irracionalidad, la intolerancia y el fanatismo en minorías amplificadas que son el caldo de cultivo para la proliferación de escenarios marcados por el caos.

El resentimiento social se ha convertido en un medio para ganar poder para determinados sectores de la política, frente al enorme déficit de ideas programáticas y propuestas.

En su obra *La época de las pasiones tristes*, el sociólogo francés François Dubet analiza en uno de sus capítulos el resentimiento en las redes sociales. A menudo, las pasiones tristes (frustración, resentimiento, ira) invaden y se expanden en el mundo virtual cuando no hay mediaciones ni filtros que aplaquen las reacciones de los internautas. Por ello, ante cada suceso de la crónica diaria, cada declaración política, cada experiencia desagradable en el transporte público, cualquiera puede dejarse arrebatar por la ira, los rumores y las teorías conspirativas. De esta forma, la ira y el resentimiento, hasta aquí encerrados en el espacio íntimo, acceden a la esfera pública y son usados por oportunistas políticos sin ideas ni planes para mejorar la vida en sociedad y promover el bien común.

Gobernar en tiempos de incertidumbre

IMG 20250727 WA0002 - 1

Desde hace algunos años se impuso una frase popular que sintetiza expresiones o formas de actuar hipócritas en varios aspectos de la vida cotidiana: “los vende humo”. Si en algún lugar hay vendedores de humo de “alta jerarquía” es en la política. Esto lo podemos ver en determinados sectores de la oposición misionera que expresan todo lo que se espera de un “vende humo”: sobreactúan una falsa empatía y compromiso con la sociedad, pero no pierden su esencia fundamental que es representar los intereses de ciertos grupos de poder que los financian. Estos personajes hablan de todo lo que hay que hablar y muchas cosas suenan bien a los oídos desprevenidos. El problema de los “vende humo” de la política es que, al cabo de un período de tiempo, la sociedad “les pica el boleto” y el sinsentido comienza a actuar. Ya no venden lo que desearían vender y terminan desdibujados. Sólo es cuestión de tiempo y al observar con detenimiento el devenir histórico esto se torna irrefutable.

El tiempo que nos toca transitar parece inclinarse cada vez más hacia el lado de la incertidumbre. En nuestro país, arrastramos un déficit institucional histórico que se vuelve más evidente como los actuales. La percepción de inestabilidad y de decisiones motivadas por intereses políticos cortoplacistas generan una sensación de parálisis. Y esa parálisis alimenta aún más la incertidumbre.

A medida que nos acercamos a períodos electorales vemos cómo las acciones de algunos sectores políticos responden muchas veces más a intereses partidarios o personales que al interés general. Es comprensible que los actores políticos busquen posicionarse, pero el problema surge cuando en ese proceso atacan logros importantes o buscan desprestigiar con falacias políticas útiles por motivos puramente electorales.

En países con instituciones fuertes, estas tensiones son parte del juego democrático, pero existe un límite: jamás buscan menoscabar de forma significativa el funcionamiento del Estado ni las políticas públicas esenciales.

Hoy, en la Argentina nos encontramos lidiando con situaciones complejas: estrés económico, pérdidas de puestos de trabajo, tensiones sociales, que multiplican exponencialmente la incertidumbre.

Pero aún en el medio de la nebulosa, los especialistas sostienen que quedarse quieto no suele ser conveniente. En general, las épocas de turbulencias como la actual requieren movimiento. “Si en el medio de una tormenta echo el ancla, la mayoría de las veces seré arrastrado con más facilidad por las olas”, ejemplifica Fernando Grosso, decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).

Dicho esto, en tiempos donde la incertidumbre económica se ha transformado en la norma a nivel nacional, Misiones avanza con pasos firmes, consolidando un modelo de gestión que combina disciplina fiscal, planificación estratégica y políticas activas para el sector productivo. En un contexto nacional en donde muchas provincias siguen atadas a la dependencia exclusiva de la coparticipación, los vaivenes del ajuste impuesto por Nación hacen mella y las arrastra a escenarios de caos en donde se hace cada vez más difíciles gestionar de manera eficiente. Frente a este panorama, desde Misiones se está demostrando que otra forma de gobernar es posible. La experiencia y el aplomo del gobernador Hugo Passalacqua permiten que la provincia no sólo garantice previsibilidad institucional, sino que también pueda ampliar las bases de su matriz productiva con herramientas concretas que fortalecen al sector privado y alientan la inversión.

Resultados concretos

IMG 20250727 WA0003 - 3

Sin lugar a dudas, una de las noticias de la semana fue la confirmación de que la naviera más grande del mundo Maersk comenzará a operar en el Puerto de Posadas, lo que marca un hito en la historia logística de Misiones. La incorporación del gigante danés del transporte marítimo permitirá la ampliación de rutas y frecuencias hacia mercados estratégicos como China y Estados Unidos y además reducirá significativamente los costos de exportación para sectores clave como la forestoindustria, el té y la yerba mate.

El trabajo sobre la Hidrovía del Alto Paraná, que permitió dragar y mantener condiciones óptimas de navegación, deja en claro que las obras bien pensadas -aún sin contar con la ayuda de la Nación- rinden frutos cuando hay una visión clara de desarrollo regional.

IMG 20250727 WA0004 - 5

De esta forma, la terminal portuaria de Posadas, con aduana propia y servicios integrados posiciona a la capital provincial como un verdadero hub logístico del norte argentino. Esta política no fue aislada ni improvisada, forma parte de una ambiciosa agenda de internacionalización que articula obra de infraestructura, conectividad comercial y apoyo a las exportaciones locales.

En paralelo, la provincia alcanzó en el primer semestre de 2025 su mejor nivel de patentamientos de vehículos desde 2018, con un crecimiento interanual del 53% muy por encima del promedio nacional. Este dato refleja la vitalidad económica de Misiones frente a una macro nacional que tambalea entre caídas mensuales de la actividad y un consumo retraído. Este escenario muestra que, cuando hay estímulos y confianza, el mercado interno responde favorablemente.

La autonomía de la economía misionera tiene cimientos sólidos. Uno de ellos es la política de férreo respaldo financiero al sector privado que impulsa la provincia a través de una variada gama de créditos con tasas subsidiadas, gestionadas por el Banco Macro. Estas herramientas financieras alcanzaron a más de 15 rubros productivos, desde fábricas hasta hoteles e incluyen créditos para capital de trabajo, inversión tecnológica y ampliación de instalaciones. La renovación de los cupos hasta diciembre de 2025 anunciada por el gobernador Hugo Passalacqua confirma que el Estado misionero invierte donde hace falta para activar la economía real.

La solidez del Modelo Misionero no se restringe a la expansión productiva, sino que también se mide por el orden fiscal y la administración responsable de la deuda pública. Misiones ostenta el nivel de endeudamiento más bajo en al menos 24 años, un dato contundente. Mientras que el promedio de las provincias argentinas arrastra ratios preocupantes, el stock de deuda provincial representa el 12,1% de sus ingresos. Los intereses que se pagan equivalen solo a 10 centavos por cada 100 pesos de gasto público. Gracias a esta gestión prudente y la disciplina fiscal que viene sosteniéndose desde hace más de una década, el gobierno puede direccionar los recursos a áreas de vital importancia como la salud, la educación, las obras de infraestructura y los salarios.

En este sentido, el reciente anuncio de aumentos salariales para trabajadores activos y pasivos de la administración pública confirma que Misiones sigue honrando su compromiso social con el equilibrio presupuestario. Con incrementos superiores para los jubilados, la provincia ratifica que el salario no es variable de ajuste, sino un instrumento de dignidad.

Otra de las noticias destacadas de la semana fue la exitosa Ronda Internacional de Negocios FEBAP realizada en Silicon Misiones, que generó negocios por 1,7 millones de dólares entre empresas de Argentina, Brasil y Paraguay, y más de 200 reuniones comerciales. Este tipo de encuentros no sólo impulsa las exportaciones, sino que consolida el papel de Misiones como nodo estratégico de integración regional. En este escenario, con su articulación entre tecnología, capacitación e inversión, Silicon Misiones se erige como el emblema de una provincia que no se resigna al atraso ni se arrodilla ante el centralismo.

El Modelo Misionero es un fiel ejemplo de política real, concreta, tangible, sin humo, en tiempos de hiperrealidad donde las campañas sistemáticas de odio, las operaciones de desprestigio y la distorsión maliciosa de la realidad buscan menoscabar los cimientos de la democracia y arrastrar al caos a una sociedad que ha elegido el camino de la paz social y la concordia para su desarrollo.

Más Información