viernes, abril 19, 2024

La tasa de inflación en torno al 50% anual se mantendrá hasta mayo

El ritmo de desaceleración de los precios se ve afectado por factores inerciales y estacionales. Los efectos de la nueva política monetaria y fiscal demorarán en manifestarse.

A más de 3 años del cambio de Gobierno, y de 2 desde la normalización de la medición de inflación parte del Indec, a partir de mayo de 2016, cuesta diferenciar qué sorprendió más del resultado de enero, que arrojó una aceleración a 2,9% que cortó 3 meses consecutivos de aminoramiento del ritmo de alza de los precios al consumidor: que superara las proyecciones de los estudios privados, incluso de los sindicatos; o ese punto de quiebre, pese al rigor de la política monetaria y la baja real del gasto público.

Claramente, la amplia cobertura de relevamiento de precios de los bienes y servicios por parte del Indec no puede ser equiparada con mediciones profesionales, pero mucho más acotadas por parte del sector privado.

Mientras que está demostrado internacionalmente que los efectos de las políticas monetaria y fiscal sobre la evolución de los precios de la economía tiene un rezago en manifestarse, al alza o a la baja, en un período amplio desde un mínimo de 8 meses hasta 2 años.

De ahí que no puede tomarse como accidental la tardía reflexión del presidente, Mauricio Macri, cuando una semana atrás, alertado sobre cómo venía la medición de la variación del promedio de precios al consumidor, dijera Mauricio Macri: “Nos está costando bajar la inflación más de lo que imaginé”. Saltó a 49,3% en 12 meses, la más alta en 27 años, cuando la economía acusaba los efectos inerciales de la hiperinflación de 1989 y 1990.

Desde el segundo acuerdo que firmó el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional Hacienda intensificó el programa de reducción del déficit fiscal, y el Banco Central puso un candado a la expansión de la cantidad de dinero primario, inicialmente hasta junio próximo. Aún así, por factores inerciales los agregados en pesos: circulante, más depósitos a la vista y a plazo, aceleraron la tasa de crecimiento respecto del nivel de un año atrás desde 29,1% en enero de 2018 hasta un pico de 44,6% en noviembre, y a partir de ahí se atenuó hasta 35,8% en enero.

Justamente, esos factores inerciales se manifestaron con singular rigor en la aceleración de la tasa acumulada de inflación de enero, alimentada en el mes por los clásicos movimientos estacionales vinculados con el turismo, y los productos frescos, junto a subas aprobadas en las comunicaciones, principalmente.

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