Un grupo de 500 jóvenes radicales de Posadas pegó el portazo y anunció su desafiliación para unirse al proyecto del Frente Renovador de la Concordia. Este dato es arrollador y sucedía mientras asumía el presidente de la UCR, Pablo Argañaraz.
Pero no es un dato aislado. Lo cierto es que el ucerreista hace muchos años trabaja y tiene domicilio en Corrientes, donde es veterinario de los grandes hacendados; y asume en presencia del gobernador Gustavo Valdés, en un acto donde participó un puñado de viejos dirigentes como “Cacho” Barrios, Hernán Damiani, Luis Pastori, entre otros de los años ‘80.
Las diásporas en la política nunca son procesos aislados y cuando están encaradas por la juventud, suelen indicar la falta de oportunidades y el desinterés de las “viejas guardias” para hacer crecer a nuevos cuadros de dirigentes.
En definitiva, la sangría de jóvenes de la UCR es porque no tienen oportunidades, no tienen espacio, no los escuchan ni les brindan contención. Trabajan desde hace décadas para los mismos apellidos de siempre.
Así, llegan a la Renovación José Luis Pastori (hijo del ex diputado nacional), y el presidente de la juventud radical de Posadas, Germán Ferber, seguido de casi 500 jóvenes.
Vieron que en la Renovación los jóvenes tienen oportunidades: hace unos meses fueron Fernando Santacruz y Federico Villagra; en el 2003 Hugo Passalacqua, Jorge Franco. Hay una migración constante que se va multiplicando. Y después de lo que pasó con Ferber y su agrupación, en la Renovación están recibiendo decenas de llamados de radicales del interior para pedir pista y sumarse.
Los motivos de esta decisión de los jóvenes de la UCR son varios: no se bancan que el gobernador de una provincia anticuada sea el que defina el camino de la UCR de Misiones. Una Corrientes que en la comparativa con la tierra colorada no tiene obras, no tiene infraestructura, no tiene salud pública en el interior, no construye escuelas ni comisarías hace décadas; su población viene a estudiar y atenderse en Misiones. Es un modelo “capanga”, con grandes terratenientes y muchos empleados.
La UCR de Misiones obedece y quiere imitar ese modelo, que es para pocos, es del siglo pasado, un modelo anticuado que solo le funciona a un puñado de grandes empresas.
Otro motivo por el cual en la UCR solo quedan los “viejos de siempre” son las permanentes internas partidarias. En Misiones las internas tuvieron apenas 5 por ciento de participación y encima terminaron denunciándose entre ellos por fraude. Queda claro que las autoridades surgidas de ese proceso no representan a nadie.
A nivel nacional también están totalmente desorientados, peleados y con riesgo de ser, otra vez, el trapo de piso de Macri o del PRO. Manes, que es el radical que mejor mide, fue repudiado por todo el partido por hablar mal de Macri. Ese nivel de entrega tiene el partido y por eso los jóvenes huyen.
Y si queremos encontrar un motivo más, podemos hablar de la gestión, o mejor dicho, la falta de ella. El mejor ejemplo de gestión que tienen los radicales es Corrientes o la presidencia de Cambiemos. Los jóvenes, y también muchos dirigentes y militantes ucerreistas cansados de lo mismo, no quieren seguir siendo parte de eso.
Así, ven en la Renovación una gestión intensa, activa, con grandes transformaciones en el plano de la salud pública, la educación, economía del conocimiento, consumo, comercio, turismo, forestación, la producción de la yerba. Ni hablar de otros íconos como la costanera, el Silicon Misiones, el Hospital Escuela, el Parque del Conocimiento, ahora el aeropuerto, el cuidado de los bosques.
Es imposible comparar a Misiones con Corrientes sin ver que la primera pica en punta, mientras que la otra se quedó en el tiempo. El contraste es demasiado grande con el modelo de gestión correntino que la UCR misionera quiere imitar, aún en detrimento del centenario partido y sus filas cada vez más delgadas.