lunes, mayo 6, 2024

Nación ralentiza actividad legislativa y ya proyecta el Congreso de 2025

El cambio de postura del Gobierno nacional con respecto al debate en el Congreso revela una de sus intenciones: dilatar reformas para el 2025.

La reforma laboral que propone la Unión Cívica Radical; la propuesta de privatizaciones de empresas públicas que introdujo la Coalición Cívica; la iniciativa presentada por el PRO para habilitar las sociedades anónimas en el deporte. El Gobierno encuentra en la oposición acuerdista un mecanismo para reducir el impacto de posibles derrotas, desligarse de la negociación en el Congreso y concentrarse en otro objetivo legislativo: las elecciones 2025, en donde se votarán 127 diputados y 24 senadores.

En su discurso en el IEFA, Javier Milei explicitó su interés en los comicios: “Los delincuentes se van a quedar afuera y eso nos va a permitir que en las elecciones de medio término hagamos una elección muchísimo mejor que la que hicimos el último año”. Mientras, consolidan las formalidades para conformar a La Libertad Avanza como partido único a nivel nacional. Además ya apuntan a Karina Milei para competir por una banca para diputada (por provincia de Buenos Aires) o senadora (por la ciudad de Buenos Aires).

Sin certezas sobre el proyecto de Ganancias e implementando cambios que le urgen a través de decretos (como una reforma jubilatoria inconsulta, mientras se debatían 16 proyectos en la comisión de Diputados), el Gobierno no expresa necesidad de tratamiento legislativo y busca postergar lo más posible la votación del DNU 70/2023 en la Cámara Baja.

Después de apurar el debate de la ley ómnibus en sesiones extraordinarias, ahora negocia con paciencia un nuevo borrador reducido y establece al Pacto de Mayo como una línea de meta discursiva, a la que se le desconoce el contenido. Los miembros del bloque libertario tampoco muestran sus cartas: son los ministros quienes avanzan con reformas legislativas.

El oficialismo reconoce que es, por el momento, la principal alternativa de una grieta que lo antepone al peronismo, mientras que el centro luce muy desdibujado: Hacemos Coalición Federal, por ejemplo, es una de las coaliciones más influyentes en la Cámara Baja pero nunca compitió con ese nombre electoralmente.

El mismo cerrojo debe atravesar el PRO, que escogerá a Mauricio Macri como su presidente y así obtendrá cierta autonomía identitaria. Es un misterio si el electorado interpretará que su respaldo -hasta el momento, inequívoco- al oficialismo lo vuelven prescindible o bien si le adjudicarán la eventual aprobación de determinados proyectos de ley que se corresponden con la agenda del Presidente.

La UCR sí pudo separarse del Gobierno, pero las esquirlas de su interna aún no son cuantificables y su despliegue territorial no le será suficiente en una elección en donde La Libertad Avanza buscará llenar las listas de nuevos nombres. Dentro del peronismo, existe un anticipo de su eventual composición: Pablo Moyano ya pidió por más lugares para el sindicalismo en las listas.

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