La frontera con Paraguay se convirtió en un punto crítico para la seguridad regional. Ante el avance del narcotráfico y otras actividades ilícitas, tanto Argentina como Brasil decidieron reforzar su presencia militar en la zona limítrofe.
En el caso argentino, el gobierno de Javier Milei ordenó la semana pasada el despliegue de unos 10.000 efectivos en las fronteras con Paraguay y Bolivia. El operativo se centra en la provincia de Salta, que limita también con Chile, y busca frenar el accionar de organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico.
El ministro de Defensa de Paraguay, Óscar González, confirmó que la medida se coordinó con su par argentino, Luis Petri, y que ambos países comparten información de inteligencia en el marco de una estrategia común. “No es una sorpresa para nosotros, estamos al tanto. Hace meses tuvimos una reunión”, señaló González desde el municipio de Bahía Negra, en el departamento de Alto Paraguay.
Brasil también refuerza su frontera
Del lado brasileño, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva también ordenó una operación de gran escala. A finales de abril, medios locales informaron sobre el despliegue de más de 200 vehículos blindados en la frontera con Paraguay, como parte de una de las mayores movilizaciones militares en esa región.
El objetivo de Brasil es fortalecer los controles en el oeste del país, especialmente en el estado de Mato Grosso do Sul, que busca posicionarse como una de las zonas con mayor capacidad de vigilancia militar en la lucha contra el crimen organizado.
Tanto Argentina como Brasil coinciden en que las bandas dedicadas al tráfico de drogas aprovechan los pasos fronterizos para operar con impunidad. Las medidas apuntan a frenar su expansión y brindar mayor seguridad a la población local.