La historia recuerda que, además de una guerra que costó más de un millón de vidas y dejó la Península de Corea arrasada, los dos países estuvieron a punto de protagonizar un conflicto nuclear en 1968 -cuando Pyongyang capturó el navío Pueblo-, y muy cerca de reanudar la confrontación militar en incontables ocasiones.
Hoy, sin embargo, Kim Jong-un, el líder del país que EEUU colocó en un lugar prominente dentro de su particular "eje del mal" y el mismo personaje al que Donald Trump había descrito como el "dictador más cruel" en la reciente historia de la humanidad, se aproximó a su rival y antes de estrecharle la mano le dijo: "Encantado de conocerle, Señor Presidente".
Una imagen histórica que estuvo acompañada de todo tipo de gestos ulteriores de halago, sonrisas, declaraciones rimbombantes, y una manifiesta intención de que este encuentro sea considerado un éxito mediático, pese a que el documento final de la cumbre está dominado por las vaguedades.

Una desnuclearización sin fecha
El convenio replica la fórmula que ya acordó Kim Jong-un con su homólogo surcoreano Moon Jae In en abril y dice que Corea del Norte se compromete -sin otorgar ningún tipo de fecha límite- "a la completa desnuclearización de la Península de Corea", la fórmula que siempre ha usado Pyongyang para ofrecer desmantelar su programa atómico pero sólo si EEUU elimina el "paraguas nuclear" que mantiene en torno a Corea del Sur, algo que Washington siempre ha rechazado de plano.
A cambio, Trump prometió "garantías de seguridad" para el estado norteño también sin especificar de qué tipo.
El escrito habla de establecer "nuevas relaciones" entre las dos naciones destinadas a conseguir "la paz y la prosperidad", "construir un régimen de paz en la Península" y el "inicio de un nuevo futuro".
El último apartado de la redacción incluye el compromiso de continuar la recuperación de los restos de los militares estadounidenses desaparecidos durante la guerra de Corea (1950-53).
Para Kim Jong Un se trata de un "acuerdo histórico" que "deja el pasado atrás". Trump aseguró que se trata de un pacto muy "exhaustivo" y dijo que el proceso de desnuclearización norcoreano comenzará "muy pronto".

"Un hombre con mucho talento"
El mismo presidente, incapaz de mantener una relación fluida con sus aliados del Occidente democrático, fue mucho más específico a la hora de describir su nueva relación con Kim Jong Un, acumulando epítetos para loar su figura. "Es un hombre con mucho talento. Hemos aprendido mucho el uno del otro. He descubierto que quiere mucho a su país", dijo. "Hemos establecido una relación muy especial", agregó antes de despedirse del norcoreano, que tiene previsto regresar a su país esta misma tarde.
De hecho, según miembros del séquito estadounidense citados por Bloomberg, Kim Jong-un exigió a Trump que acortaran las conversaciones porque no pensaba retrasar su salida de Singapur. Los dos mandatarios comenzaron la cumbre poco después de las 9 de la mañana en el Hotel Capella de la Isla de Santosa.
"Vamos a tener una gran conversación", indicó Trump en una breve conversación con los medios de comunicación. "Tendremos una relación excelente, no tengo dudas. Es un honor encontrarme con él", añadió ante el rostro complaciente de Kim Jong Un.
En lo que quizás sea la primera ocasión en la que el dirigente del que ha sido hasta ahora una de las naciones más opacas del orbe se dirigía a la prensa foránea, Kim Jong-un replicó a estas palabras asegurando que "el camino para llegar aquí ha sido difícil. Las prácticas pasadas y los prejuicios fueron obstáculos para avanzar, pero los vencimos a todos y aquí estamos".
"Mucha gente pensará que esto es algún tipo de película de ciencia ficción", observó el dignatario norcoreano en un comentario que intercambió con Trump mientras recorrían un pasillo del hotel, incidiendo en el tono complementamente inusual que ha rodeado a todo el diálogo.
Rédito político para Trump tras el G7
Los dos líderes dialogaron en solitario durante 48 minutos para después dar paso a discusiones junto a sus asesores. Al inicio de este coloquio ampliado, Trump volvió a dirigirse directamente a su homólogo delante de los reporteros y le dijo que espera resolver junto a él "un gran problema, un gran dilema. Se que trabajando juntos lo vamos a conseguir".
Kim Jong-un le respondió diciendo que esta cumbre es un "gran preludio a la paz" y aunque "encontraremos muchos desafíos en el camino estoy dispuesto a hacerlo".
"Lo conseguiremos, tendremos éxito", respondió Trump presuroso sin poder esconder su determinación de que esta cita le permita recuperar algo de rédito político tras el caos que generó durante la última convocatoria del G7.
Al concluir esta charla, los dos grupos almorzaron juntos disfrutando de una opípara comida que incluía costillas de ternera, cerdo crujiente agridulce, bacalao estofado, cóctel de gambas y ensalada de aguacate.
Más tarde, en lo que parece una réplica del recordado paseo que protagonizó Kim Jong Un junto al presidente surcoreano Moon Jae In en la cumbre que mantuvieron en la Zona Desmilitarizada en abril, pequeño recorrido con el mandatario norcoreano que concluyó acercándose a las cámaras de televisión.
"Hemos conseguido un gran progreso. Todo ha ido fantástico, mucho mejor de lo que cualquier hubiera esperado", apuntó el jefe de estado norteamericano.
El resultado más obvio de todo el evento es que Kim Jong Un ha conseguido eclipsar con estas imágenes décadas de señalamientos contra el régimen que domina el país y obtener el reconocimiento tácito de una superpotencia como EEUU.
Para el diario Rodong Sinmun, la aparición de su dirigente al mismo nivel del presidente norteamericano ha respondido a una reivindicación que Pyongyang llevaba décadas haciendo: "no puede haber países superiores o inferiores, ni naciones dominando a otras y estas siendo obligadas a ser dominadas", escribió en su edición del lunes.