El consumo de productos avícolas, especialmente huevos y pollo, experimentó un notable incremento en Argentina. Esta tendencia responde tanto a factores nutricionales como a la necesidad económica de los consumidores.
Alejandro Coianiz, presidente de la Cámara Avícola Santafesina, destacó que “el consumo de pollo se ha instalado como una carne saludable y versátil”, y que “los argentinos están entre los más altos consumidores a nivel mundial”.
Sin embargo, esta creciente demanda también plantea serias preocupaciones. Coianiz alertó sobre el contrabando de estos productos, especialmente en zonas fronterizas como Formosa y Misiones.
“Se han detectado denuncias sobre el ingreso ilegal de huevos y pollos, lo que representa una competencia desleal para el comercio local”, afirmó. Este contrabando no solo afecta la economía, sino que también presenta riesgos sanitarios, ya que “la mercadería entra sin ningún tipo de control, lo que puede provocar problemas como salmonella o listeria”.
Coianiz señaló que el contrabando se realiza a través de “redes de distribución armadas”, y advierte que la situación podría tener consecuencias graves para la industria avícola argentina.
“Argentina es un país libre de Newcastle, y si ingresan productos contaminados, podríamos enfrentar restricciones en las exportaciones”, explicó. Además, el impacto económico podría ser significativo, poniendo en riesgo los puestos de trabajo en el sector.
En cuanto a la situación actual de la industria avícola, Coianiz mencionó que “no se prevé un crecimiento significativo en la producción de pollo”, ya que los niveles de consumo ya son altos y no se han incrementado las reproductoras de abuelos. A pesar de esto, se mostró optimista sobre la adaptación del consumidor argentino al pollo como parte de su dieta semanal.
Finalmente, reflexionó sobre el contexto económico del país, sugiriendo que “las reglas del juego han cambiado” y que es necesario ajustar los costos internos para poder competir con los productos importados. “Hoy por hoy, entra mercadería más barata de afuera, pero eso puede tener un costo alto a largo plazo”, concluyó.