Hace una semana, el Comité de Política Monetaria (COPOM) del
Banco Central introdujo modificaciones al régimen monetario-cambiario vigente
para contener una disparada de la cotización del dólar en un año con fuerte
presión sobre la divisa ante la incertidumbre tanto política como económica y
de cara a las elecciones presidenciales. No obstante, un informe de la
consultora Ecolatina difundido este domingo señala que “incluso en el escenario
en el que las presiones cambiarias logren ser domadas por el BCRA, no esperamos
que se observe durante los próximos meses una significativa desaceleración de
la inflación”.
Cabe recordar que el BCRA comunicó el virtual abandono de la
zona de no intervención (ZNI) del mercado cambiario, lo que implica la
posibilidad de intervenir en él aun cuando la cotización de la divisa se
encuentre por debajo de $ 51,45 (el techo de la ZNI establecido para el resto
del año).
En tanto, para Ecolatina, si bien la medida tiende a
fortalecer el poder de fuego del BCRA en caso de una elevada demanda de divisas
-lo cual luce altamente probable dada la actual incertidumbre electoral- no
esperan que se observe durante los próximos meses una significativa
desaceleración de la inflación.
“Si bien controlar el mercado cambiario reduce la probabilidad
de una nueva aceleración en el avance de los precios, no es condición
suficiente para que la inflación se encuentre en un nivel significativamente
más bajo”, destacaron en el informe.
Y agregaron que eso se debe a que por el momento no se
percibe la existencia de un plan integral que logre coordinar expectativas.
“Por caso, en las últimas semanas comenzó a tomar fuerza el
visto bueno del gobierno en relación al ajuste trimestral de las paritarias,
siendo incluso el costo laboral un driver más importante que el dólar a la hora
de analizar el proceso inflacionario y al que no se le suele dar tanta
importancia”, remarcaron.
En ese sentido, señalaron que el acortamiento de la vigencia
de las paritarias constituye un intento de proteger los ingresos reales de los
trabajadores en un contexto de inflación elevada e incierta y frenar la caída
del consumo de cara a las elecciones. Sin embargo, añadieron que la mayor
nominalidad que provoca esta dinámica, así como la incorporación de cierto
grado de indexación (en lugar de las cláusulas de renegociación generalizadas
en las paritarias pasadas) “puede ser nociva en lo que refiere al proceso
inflacionario”.
Y pusieron como ejemplo el caso de los trabajadores de la
construcción, quienes en los últimos días, a través de la UOCRA, acordaron
subas trimestrales hasta marzo del 2020 que se caracterizan por tener un ajuste
automático al cierre del tercer mes en caso de que el aumento sea finalmente
menor a la inflación del período.
“Si bien la cantidad de empleados formales del sector
–quienes se benefician con este acuerdo- es acotada, todo parece indicar que
otros gremios importantes –comercio, metalúrgicos- cerrarán sus negociaciones
en esta tónica, generalizándose entonces esta modalidad, e imponiendo, cada
tres meses, el costo adicional que implica sentarse a negociar, aumentando el
riesgo de una mayor conflictividad”, detallaron.
Asimismo, destacaron que de allí se desprende que “el
aumento en los costos salariales será una constante durante el año”.
“En la medida que los márgenes de las empresas no se
achiquen, el aumento en la estructura de costos de las mismas será trasladado a
los precios de sus productos. Por lo tanto, en un contexto como el actual, en
el cual la inercia que posee la inflación es elevada, la incorporación de un
esquema de paritarias que propague rápidamente la misma puede contrarrestar
–parcial o totalmente- el efecto positivo de la política cambiaria”,
subrayaron.
Riesgos
Según la consultora, una mayor nominalidad es el riesgo al
que se expone el gobierno al respaldar este tipo de acuerdos, lo que parece ser
la última carta para afrontar las elecciones. “Sin embargo, supeditar los
acuerdos salariales a la inflación pasada, en un intento de fijar el salario
real bajo condiciones macroeconómicas muy inestables, puede ser peligroso al
menos por dos motivos”, alertaron.
Y sostuvieron que en los meses que faltan para las
elecciones, los incrementos salariales pueden no ser suficientes para apuntalar
el consumo –vía un mayor salario real- y en consecuencia, los mayores costos a
los que las empresas se enfrentan difícilmente sean saldados con más ventas.
“Este escenario de alta nominalidad se da junto a una
política monetaria más restrictiva, lo que implicaría una mayor tasa de interés
y agrega más dificultades a la delicada situación en la que muchas empresas se
encuentran”, consideraron.
Y concluyeron que en dicho escenario, “el tiro podría salir
por la culata ya que se habría intercambiado, en la previa electoral, el riesgo
de una caída el salario real por el riesgo de perder el empleo”.