Por Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.
En tiempos de desconfianza y polarización, cuando la política nacional muchas veces se reduce a promesas vacías o peleas sin sentido, en Misiones se reafirma un modelo que prioriza a las personas por encima de los discursos. Mientras algunos sectores se dedican a especular o a criticar sin construir, acá se sigue gestionando con presencia, con hechos, y con una convicción clara: que la política debe transformar realidades.
Esta semana, el gobernador Hugo Passalacqua recorrió varias obras que son ejemplo de esa gestión cercana y concreta. En Colonia Alberdi, supervisó la planta potabilizadora financiada con recursos netamente provinciales, que ya garantiza agua potable a más de 500 hogares. En Cerro Corá, hizo lo mismo con la nueva perforación del IMAS, que abastece a otras 200 familias. Obras esenciales, que se sienten todos los días en la vida de los misioneros, y que reflejan el modelo propio de una provincia que entiende la política como herramienta de transformación real.
Como dijo Passalacqua durante una de las recorridas: “Invertir en agua es invertir en salud y dignidad”. Esa frase resume lo que se hace en la Tierra Colorada: una política humana, concreta, que no se queda en las palabras, sino que actúa. También visitó el avance de las obras del hospital y el tinglado municipal de Pozo Azul, que continúan con fondos provinciales, pese al contexto nacional donde la Nación no envía un solo peso.
Al mismo tiempo, Oscar Herrera Ahuad, exgobernador y actual candidato a diputado nacional, propone desde un federalismo activo y realista. Sus proyectos tienen impacto directo en la vida diaria: devolución del IVA para jubilados, pensionados y estudiantes universitarios, defensa del modelo productivo local, y políticas claras de inclusión y accesibilidad. Habla de derechos, no de slogans. Presenta ideas que pueden implementarse, no teorías vacías.
Un ejemplo de esa mirada inclusiva fue el video donde explica el uso de la Boleta Única de Papel en lengua de señas. No fue un gesto simbólico, sino un mensaje político claro: la participación política no puede excluir a nadie. Esa es la diferencia entre una política pensada para las personas y otra centrada en los votos o en el show mediático.
Mientras la oposición se dedica a oponerse sin rumbo, sin propuestas claras ni compromiso real con la gente, Misiones avanza con coherencia, con gestión y con responsabilidad. El contraste es evidente: acá se gobierna, no se calcula. Acá se transforma, no se especula. Y esa diferencia, aunque muchos intenten minimizarla, se ve en cada obra, en cada decisión, en cada familia que accede a un derecho.
Por eso, para muchos, el próximo 26 de octubre, cuando Misiones elija tres representantes para la Cámara de Diputados de la Nación, no será simplemente una jornada electoral más. Será una instancia clave para revalidar un modelo político que escucha, actúa y entrega resultados concretos. Apostar por una política con propósito implica respaldar una forma de gobernar que pone a las personas en el centro de cada decisión, priorizando sus necesidades por sobre los intereses partidarios. En un contexto nacional atravesado por la incertidumbre, la Tierra sin Mal sigue siendo ejemplo de estabilidad, coherencia y visión de futuro, cualidades que hoy valen más que cualquier promesa vacía.
En ese contexto, el Frente Renovador de la Concordia llega con una posición fortalecida, impulsado por un liderazgo sólido y respetado como el de Oscar Herrera Ahuad. Su figura, ampliamente reconocida por la ciudadanía, no solo remite a su rol como gobernador durante la pandemia —donde demostró cercanía, empatía y compromiso humano—, sino también a una trayectoria basada en la gestión transparente, el equilibrio y la responsabilidad institucional. Su crecimiento sostenido en la intención de voto refleja el respaldo de un electorado que valora los hechos por sobre las palabras, y que reconoce en él a un dirigente preparado para llevar esa misma vocación de servicio al Congreso de la Nación.

Una sesión que expuso las diferencias: coherencia frente a oportunismo
La última sesión ordinaria de la Cámara de Representantes de Misiones no solo significó el cierre de un ciclo legislativo. Fue un encuentro marcado por el contraste entre la estabilidad institucional de un gobierno que continúa gestionando con compromiso y una oposición que, desorientada y sin una línea clara, evidencia haber perdido todo norte político.
En este marco, uno de los momentos centrales fue la ratificación del acuerdo para nombrar a la doctora Valeria Fiore Cáceres como nueva ministra del Superior Tribunal de Justicia. Con el apoyo mayoritario del oficialismo, el debate volvió a poner en foco temas como la independencia judicial y la necesidad de actuar con principios firmes. Llamó la atención la postura asumida por el radicalismo misionero, que rechazó el nombramiento esgrimiendo fundamentos poco consistentes y difíciles de sostener desde una mirada histórica. Defender la institucionalidad requiere coherencia, algo que la UCR local ha perdido desde hace tiempo.
Un repaso breve por la historia lo deja en evidencia. En 1987, durante un gobierno provincial radical conducido por Ricardo “Cacho” Barrios Arrechea y luego por Luis María Cassoni, el mismo partido designó como ministro del Superior Tribunal de Justicia al doctor Ismael Carlos “Pajarito” Acosta, quien provenía directamente del Poder Legislativo y era un reconocido dirigente de la UCR.
Nadie cuestionó entonces su capacidad ni su independencia, sino que fue celebrado como una designación legítima. Esa misma fuerza política que en el pasado no dudó en incorporar a un dirigente propio a la Justicia, hoy se opone a una profesional con formación y trayectoria, según criterios que claramente responden a conveniencias del presente.
Resulta paradójico que referentes como Ariel “Pepe” Pianesi, hoy portavoz de una oposición radicalizada, pretendan erigirse como defensores de una institucionalidad que su propio partido no respetó cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Esta falta de coherencia no es solo discursiva, sino ética: buscan juzgar con una regla que no se aplican a sí mismos.
Durante los años de restauración democrática, la UCR incorporó sin reservas a sus propios cuadros al máximo tribunal, y lo hizo sin complejos. Ahora, en cambio, descalifican a una funcionaria con impecable trayectoria por el simple hecho de haber trabajado en el Estado provincial, dejando en evidencia una actitud más vinculada al oportunismo que al respeto por las instituciones.
Misiones cuenta con múltiples antecedentes de juristas provenientes de distintos sectores que fueron ampliamente valorados por su labor, más allá de su origen político o institucional. Casos como el del doctor Marques Palacios, abogado de EMSA, o el del doctor Bertolini, militante radical, confirman que el compromiso con la justicia no depende de la procedencia, sino de los principios.
Sin embargo, la actual oposición prefiere ignorar esos ejemplos, atrapada en una lógica de bloqueo y cálculo político que la distancia cada vez más de la ciudadanía. No se trata de un debate técnico, sino de una conducta política que intenta deslegitimar todo lo que no controla. Y la sociedad misionera ya conoce esos mecanismos: son los mismos que hoy reniegan de lo que ayer defendieron.