viernes, diciembre 19, 2025

Recomendaciones de Salud Pública sobre hidratación, cadena de frío y seguridad alimentaria

La licenciada en Nutrición Josefina Gómez Pereira, integrante del equipo de la Dirección de Atención Primaria de la Salud (APS) y coordinadora de Nutrición de Zona Capital, brindó recomendaciones fundamentales para el cuidado de la salud durante esta época del año, haciendo hincapié en dos aspectos clave: la correcta hidratación y la conservación segura de los alimentos mediante el respeto de la cadena de frío.

“Desde el abordaje nutricional, se recomienda que las personas mantengan una hidratación adecuada para asegurar el correcto funcionamiento del metabolismo y de todos los órganos del cuerpo. El agua cumple un rol esencial en la absorción de nutrientes y en el mantenimiento del equilibrio corporal”.

Según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), se aconseja consumir aproximadamente dos litros de agua por día, lo que equivale a ocho vasos de agua o cuatro botellas de medio litro. “Es importante destacar que esta recomendación refiere exclusivamente al consumo de agua potable, sin incluir infusiones ni jugos”, destacó.

La profesional explicó que cuando el organismo no se encuentra correctamente hidratado pueden aparecer señales de alerta como el oscurecimiento del color de la orina, la resequedad en los labios, el dolor de cabeza, la sensación de cansancio, el decaimiento o la falta de energía. Destacó que la deshidratación puede impactar tanto en la salud física como mental, por lo que recomendó no esperar a sentir sed para ingerir agua.

Por otro lado, aclaró que la cadena de frío es el conjunto de procesos por los cuales pasan los alimentos desde su producción hasta su consumo, manteniéndolos a temperaturas adecuadas para evitar su deterioro y la proliferación de microorganismos que pueden resultar perjudiciales para la salud.

En ese marco, explicó que cuando la cadena de frío se rompe se genera un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias, parásitos y toxinas capaces de provocar las denominadas Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), las cuales son síndromes causados por el consumo de alimentos o agua contaminados.

Asimismo, indicó que en Argentina el Código Alimentario Argentino regula las temperaturas y condiciones de conservación de los alimentos, y establece las normativas vigentes para garantizar la inocuidad alimentaria.

En relación con los alimentos de mayor riesgo, señaló que los que requieren mayores cuidados en su conservación son los perecederos, como las carnes y sus derivados, los lácteos y los huevos. Entre los errores más frecuentes que detectó en los hogares, mencionó almacenar alimentos cocidos sin taparlos, no separar los alimentos crudos de los cocidos y no distribuirlos de forma ordenada dentro de la heladera, lo que favorece la proliferación de la actividad microbiana.

También remarcó que una correcta disposición de los alimentos en la heladera resulta fundamental para prevenir la contaminación cruzada. En ese sentido, explicó que en el freezer, ubicado en la parte inferior, deben colocarse las carnes crudas para evitar que posibles derrames contaminen otros alimentos; en los estantes intermedios, los alimentos cocidos y los vegetales; y en el estante superior, los hielos.

Además, recomendó no guardar alimentos sucios, como papas o verduras con restos de tierra. Aclaró que los lácteos y quesos deben conservarse correctamente tapados y recordó que un alimento que fue descongelado no debe volver a congelarse.

La especialista hizo especial hincapié en la prevención de la contaminación cruzada, que ocurre cuando los microorganismos presentes en un alimento pasan a otro, por ejemplo, al utilizar los mismos utensilios para manipular alimentos crudos y cocidos sin una higiene adecuada. Para evitar esta situación, recomendó lavar correctamente las manos, los utensilios y las superficies luego de manipular alimentos crudos.

Por último, acentuó que una actualización de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) desaconsejó ofrecer carne picada o carne molida a niños y niñas menores de cinco años, debido al riesgo de desarrollar síndrome urémico hemolítico, una enfermedad asociada a la bacteria Escherichia coli, que puede proliferar en este alimento por su mayor superficie de exposición.

Finalmente, afirmó que la adopción de prácticas adecuadas de hidratación y manipulación segura de los alimentos resulta fundamental para prevenir enfermedades y promover una mejor calidad de vida en la comunidad.

 

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