Rusia ordenó a sus fuerzas "intensificar la actividad" militar en Ucrania, en medio del temor por una crisis energética debido a la relación entre Moscú y las empresas extranjeras que intervienen en el mantenimiento del gasoducto que lleva gas a Europa.
Serguei Shoigu, ministro de Defensa ruso, pidió intensificar las operaciones, especialmente en la región del Donbass en el este de Ucrania. Según la cartera a través de un comunicado reproducido por la agencia de noticias Sputnik, esto último se solicitó "para impedir que Kiev bombardee la infraestructura civil".
El operador ucraniano de energía nuclear acusó al Kremlin de disparar misiles a las regiones de Nikopol y Dnipro desde la central ocupada de Zaporiyia, en el sur del país, donde hay instalados unos 500 soldados rusos.
En marzo, la mayor central eléctrica de Ucrania fue tomada por las fuerzas rusas poco después de la invasión iniciada el 24 de febrero.
Por el otro lado, de acuerdo con la agencia AFP, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dio cuenta en las últimas horas de los ataques en Dnipro (este), Kremenchuk (cerca de Kiev) y la región de Kiev.
También Kramatorsk, una ciudad del Donbass aún bajo control de Ucrania, sufrió de bombardeos mientras la ciudad de Vinnytsia, en el centro del país, todavía se intenta recuperar de un ataque mortal realizado el jueves pasado en una zona residencial.
Reunión de ministros de Finanzas en Indonesia
Entretanto, en Indonesia, se llevó a cabo la reunión de ministros de Finanzas del G20 que finalizó sin un comunicado conjunto, debido a la falta de consenso en las discusiones, dominadas por la ofensiva rusa en Ucrania.
La junta puso de manifiesto las diferencias entre los líderes occidentales -que denunciaron el impacto de la guerra en Ucrania en la inflación y la crisis alimentaria y energética- y Rusia, que achacó el deterioro de la economía mundial a las sanciones de Occidente.
Las sanciones occidentales contra Rusia desataron una crisis sin precedentes que hace temer una escasez de gas en Europa, que llega por el gasoducto ruso Nord Stream.
Decenas de empresas abandonaron los negocios con Rusia impedidas por las sanciones, entre ellas la alemana Siemems.
Desde el inicio de la guerra, Alemania cerró otro gasoducto ruso que debía entrar en funcionamiento, el Nord Stream 2, y se esfuerza por reducir su dependencia: el 35% de las importaciones alemanas de energía provienen de Rusia, cuando antes de la guerra era un 55%, en un país donde más del 50% de la calefacción hogareña se basa en el gas.