jueves, abril 25, 2024

Se cumplen 40 años de la muerte de John Lennon: así fue el asesinato del Beatle

Fue en la puerta del edificio Dakota, en la calle 72, a metros del Central Park en Manhattan. Ocurrió el 8 de diciembre de 1980 a las diez y cincuenta de la noche. Después de horas esperándolo en la puerta de su casa e incluso de pedirle que le firmara un disco de Double Fantasy, un fanático llamado Mark David Chapman, de 25 años, se acercó a John Lennon y le dio cinco disparos certeros.

El artista cayó desangrado ante los gritos desesperados de su esposa, Yoko Ono, y murió unos minutos después camino al Hospital Roosevelt. El asesino, en lugar de huir, quedó ahí petrificado, con el revolver en las manos y atento a la escena que acababa de cometer. Pronto lo detuvo la policía. A Lennon, en tanto, lo atendió el médico Stephan Lynn, que le hizo masaje cardíaco hasta que no hubo más por hacer. Fue él quien le comunicó a Yoko Ono que su marido acababa de morir. Y también quien habló con la prensa.

El informe de autopsia forense del Condado de Nueva York fue firmado el día siguiente y detallaba como causa de muerte heridas de bala en el hombro y el tórax izquierdo, el pulmón izquierdo y la arteria subclavia izquierda. Además, hemorragia interna y externa. Por otro lado, el análisis balístico demostraba que Chapman había cometido el crimen con un revólver calibre .38 Special de Charter Armas. Tenía vacío su cargador y las balas eran de punta hueca pensadas para ser especialmente destructivas.

En relación a uno de los grandes crímenes de todos los tiempos, el asesino siempre sostuvo que cometió un “acto despreciable”. Además, agregó: “No tengo excusa. Esto fue por gloria personal. Creo que es el peor crimen que puede haber en contra de alguien que es inocente. Lo asesiné porque era muy, muy, muy famoso y esa es la única razón. Y yo estaba muy, muy, muy, buscando la gloria personal. Quiero agregar eso y enfatizarlo mucho. Fue un acto extremadamente egoísta. Lamento el dolor que le causé a ella”. Hablaba de Yoko Ono.

Cuando cometió el asesinato de Lennon, Chapman llevaba consigo el libro de JD Salinger, El guardián entre el centeno. Y para eso también encontró una explicación ante la justicia. Dijo que se había identificado con el aislamiento y la soledad que experimentaba el protagonista.

Según se supo Mark David Chapman había viajado desde Hawaii para ejecutar al astro musical. Gloria Chapman, pareja del asesino, contó que él había planeado el crimen dos años antes y había estado cerca de ejecutarlo. Pero que no había podido hacerlo porque ella se había desecho del arma.

En las horas previas a ser asesinado, el activista por la paz había participado de una sesión de fotos para la revista Rolling Stone. También había concedido dos entrevistas a distintos medios y había grabado un tema en el estudio para el disco que preparaba con su esposa, Yoko Ono. ¿La paradoja? La canción hablaba de cómo les gustaría ser recordados después de muertos.

Ninguno podía imaginar que al llegar a su casa en la puerta del edificio Dakota todavía seguían Paul Goresh, un fotógrafo con el que Lennon tenía muy buena onda, y también Mark David Chapman. De hecho, unas horas antes, Goresh había sacado las últimas imágenes de Lennon, cuando le firmaba el autógrafo a quien sería su asesino unas horas más tarde.

Chapman cumple la sentencia a cadena perpetua en el Centro Penitenciario de Wende, al este de Buffalo, en Estados Unidos. Es el encargado del sector de la prisión dónde está hace ocho años, después de algunos traslados. Su esposa vive en las proximidades. Paga las consecuencias de haber dejado al mundo sin uno de los artistas más influyentes del siglo pasado.

Fuente: TN

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