miércoles, octubre 22, 2025

Secretaria de Trump dijo que no comprarán “mucha” carne argentina y que tiene “aftosa”

La secretaria de Agricultura del gobierno de Donald Trump, Brooke Rollins, señaló este martes que Estados Unidos importará "no mucha" carne argentina en el marco de las negociaciones comerciales entre ambos países, y cometió un error al afirmar que Argentina enfrenta "un problema de fiebre aftosa", a pesar de que el país está oficialmente reconocido como libre de esta enfermedad.

Durante una entrevista con CNBC, Rollins respondió a preguntas sobre las recientes declaraciones de Trump respecto a importar carne argentina para abaratar precios: "Creo que escucharemos más sobre eso en los próximos días, pero como parte de 12 millones de toneladas métricas (que produce EE.UU.), no será mucho".

La funcionaria agregó: "Argentina también enfrenta un problema de fiebre aftosa y en el Departamento de Agricultura tenemos que garantizar que nuestra industria ganadera esté segura".

Esta afirmación contradice el estatus sanitario oficial de Argentina, que fue certificado como "país libre de fiebre aftosa" por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) en junio de 2024. El país no registra brotes de la enfermedad desde hace 24 años y mantiene un riguroso programa de vacunación.

Contexto de las negociaciones

Las declaraciones se producen mientras ambos países avanzan en un acuerdo comercial que incluiría ampliar la cuota de importación de carne argentina de 20.000 a entre 60.000 y 70.000 toneladas. Las nuevas toneladas tendrían un arancel del 10%, inferior al actual.

La posibilidad de aumentar las importaciones generó rechazo en sectores ganaderos estadounidenses. Bill Bullard, director ejecutivo de R-CALF USA, principal asociación ganadera de EE.UU., afirmó que importar más carne "es una curita a corto plazo que será perjudicial para la salud a largo plazo de la industria ganadera".

Rollins había manifestado previamente su oposición al paquete de ayuda a Argentina, según reveló un mensaje filtrado en septiembre donde expresaba preocupación porque los productores agropecuarios estadounidenses "estaban en problemas" mientras Argentina exportaba soja a China.

El desacuerdo expone las tensiones entre el interés comercial y las presiones internas que enfrenta el gobierno estadounidense semanas antes de las elecciones.

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