domingo, mayo 5, 2024

"Sí, me acepto, pero no tu opinión sobre mi cuerpo"

A raíz del triste desenlace de Silvina Luna que nos conmueve como sociedad, nuevamente volvemos a poner en auge una temática que pareciera ser el “salvavidas” de todas las violencias que padecemos las mujeres todos los días: el amor propio.

Sí, sin duda debemos promover que todas y todos logremos aceptarnos como somos, empoderarnos y fortalecer la autoestima, pero de nuevo aparentemente la responsabilidad recae sobre nosotras y se presenta una culpa indirecta que plantea la posibilidad de que “si tuviéramos amor propio, no nos someteríamos a cirugías y tratamientos estéticos”.

Nos piden que nos amemos y nos aceptemos como somos, pero ¿qué hay de todos los ataques que recibimos en las redes, los medios de comunicación, las crianzas estereotipadas y los entornos a los que pertenecemos?

El amor propio es tratar de fortalecer una carga emocional positiva vinculada a nuestro autoconcepto. Pero no es -ni debe ser- un blindaje de todas las violencias. No podemos desarrollar una coraza sobre la mirada ajena y el ataque sobre nosotros.

Indiscutiblemente avanzamos un montón en materia de aceptación y la opinión sobre nuestros cuerpos en los últimos 5 años viene decreciendo. Sin embargo, la diversidad corporal y la vejez todavía siguen siendo cuestionadas, juzgadas desde lo más hiriente y, sobre todo, aprovechada para fines comerciales.

Porque, por contrario, si cumplimos con aquellos estereotipos de belleza estandarizados que son esperados por la sociedad, ponen en duda nuestra capacidad y conocimientos. Pareciera ser que nunca alcanza, ni siquiera con el amor propio.

Lejos de cuestionar este gran momento reflexivo que se dio en la sociedad, considero oportuno replantear nuestros discursos o análisis sobre situaciones como las de Silvina. Se me hace difícil y hasta casi imposible, resumir al amor propio como la única salida. Deseo para mis hijos, mis amigas y todas las mujeres, las actuales y futuras generaciones, crecer sin condicionantes, estereotipos y, sobre todo, sin violencia.

"Sí, me acepto, pero no tu opinión sobre mi cuerpo"

Deseo, que este hecho que tiene un contexto explícito y un responsable directo, nos ayude a reflexionar, cuestionarnos como sociedad y a tomar conciencia sobre la importancia y el peso que tienen nuestros comentarios.

Sí, me acepto. Pero lo que no acepto es tu opinión sobre mi cuerpo.

Por: Malena Mazal, concejala de Posadas.

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