jueves, mayo 2, 2024

Síndrome del ojo seco: 3 de cada 10 personas padecen un mal cada vez más común

La alteración en la producción de las lágrimas que da lugar a síntomas como irritación y picazón ocular es cada vez más frecuente. Además ocasiona molestos síntomas que pueden afectar la capacidad para llevar adelante actividades cotidianas.

La hiperconectividad no solo repercute en la vida laboral y social. Sus efectos también se ven gradualmente en la salud. Las nuevas tecnologías desencadenaron el aumento de los casos de ojo seco, un mal ignorado que puede tener consecuencias severas si no se trata.

Y es que el denominado síndrome de ojo seco se caracteriza por la alteración en la producción de las lágrimas que da lugar a síntomas como irritación y picazón ocular y molestias al utilizar lentes de contacto. “El párpado está en permanente fricción con el ojo y esa fricción puede generar daño. Gráficamente podemos decir que el ojo funciona como el limpiaparabrisas de un auto: si lo encendés con el vidrio seco, te lo raya y lo arruina. Lo mismo ocurre con el párpado y la córnea: sin lubricación, el párpado la lastima”, explicó el doctor Alejandro Aguilar, médico oftalmólogo especialista en enfermedades de la superficie ocular, fundador y ex presidente de la Sociedad Argentina de la Superficie Ocular (M.N. 71.395).

“Es un síndrome multifactorial que puede llegar a afectar hasta el 30% de la población. Cada vez es mayor el número de casos que se identifican dada la exposición prolongada a pantallas, los cambios ambientales artificiales y naturales y la mejora en los métodos diagnósticos”, señaló Aguilar.

La exposición a un clima seco y con mucho viento, así como el humo y el aire acondicionado aceleran la evaporación de las lágrimas, de modo tal que evitar el contacto con estas condiciones irritantes puede reducir las chances de desarrollar ojo seco o brindar alivio a quienes lo padecen.

“Los síntomas se exacerban en quienes padecen ojo seco y viven en grandes urbes como Buenos Aires. Un caso de ojo seco en un ambiente contaminado va a ser más severo. En promedio, una lágrima tarda en romperse unos 10 segundos. Y en el caso de un individuo que no padece ojo seco y vive en Buenos Aires se rompe en 7 u 8 segundos. Esto significa que a menor contaminación, menor interferencia de las partículas que están en el aire con las lágrimas y eso hace que la calidad visual sea mejor. De todas formas, no significa que quienes vivan en espacios libres de contaminación no van a desarrollar ojo seco, porque también hay otras condiciones que inciden en su desarrollo”, explicó el doctor Alejandro Berra, investigador principal del Conicet y presidente de la SASO (MN 2605).

Además, permanecer más de cinco horas al día con la vista en la pantalla de la computadora, el celular o el televisor favorece la aparición de esta condición. Tanto es así que un estudio mexicano halló que el 86,4% de las personas que acudían a la consulta oftalmológica presentaba síntomas compatibles con el síndrome de ojo seco. “Quienes están más tiempo frente a la pantalla, parpadean menos y, por lo tanto, las lágrimas se evaporan más rápido. Muchas veces, los dispositivos no están ergonómicamente ubicados, ni están a la distancia adecuada. Incluso, la calibración del brillo del dispositivo también puede incidir”, enumeró Berra.

Para quienes no pueden desentenderse de obligaciones laborales que implican una importante cuota diaria de trabajo delante de la pantalla, los especialistas recomiendan parpadear periódicamente al mirar la computadora, consejo que vale incluso para quienes pasan mucho tiempo leyendo o realizan otras tareas que demandan concentración visual.

Otras recomendaciones para quienes trabajan por períodos mayores de cuatro horas diarias frente a una pantalla son: consulta anual al oftalmólogo (si no padecen de una patología ocular preexistente); si usan lentes, revisión de la graduación una o dos veces al año; uso de lubricantes oculares cada 6 u 8 horas durante la actividad laboral; lapsos de descanso cada 30 minutos alejando la vista de la pantalla y movimientos del cuello y extremidades. Usar un tipo de letra de entre 11 y 12 puntos también puede resultar de utilidad, del mismo modo que lo es el limitar el uso de los videojuegos a una o dos horas al día.

Artículos relacionados

Más Información