jueves, marzo 28, 2024

Un estudio mostró la alta adherencia del implante subdérmico en adolescentes y jóvenes argentinas

Un relevamiento cualitativo realizado a mujeres entre 15 y 24 años de todas las regiones del país reveló un índice de permanencia de este anticonceptivo de larga duración de un 88% en el primer año y de 87% una vez cumplido los dos años. Por qué los especialistas recomiendan este tipo de métodos.

El Estudio de Seguimiento y Adherencia al Implante Subdérmico en Adolescentes y Jóvenes en la Argentina de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva de la Secretaría de Gobierno de Salud con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que se presentó en la sede del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, mostró un índice de permanencia de este anticonceptivo de larga duración de un 88% en el primer año y de 87% una vez cumplido los dos años en mujeres entre 15 y 24 años.

El estudio cualitativo surge de una encuesta semiestructurada realizada a 1.101 mujeres entre 15 y 24 años de todas las regiones del país. El mismo evidenció que el porcentaje de mujeres que decide retirarse el implante antes del primer año de su colocación alcanzó el 11,9%, porcentaje levemente menor que el referenciado en los estudios internacionales sobre implante. Mientras que en el segundo año de uso fue de 1,2% .

En cuanto al nivel de adherencia de acuerdo a las edades, se observa que la tasa de retiro es menor entre mujeres entre 15 a 19 años (11%), mientras que en las mujeres entre 20 a 24 años asciende al 15%, lo que indica que este método de larga duración constituye una estrategia significativa en el diseño de una política de prevención de embarazos no intencionales en la población adolescente. Cabe señalar que el estudio arrojó que hay mayor probabilidad de retiro del implante en mujeres que no han parido, siendo la decisión de quedar embarazada el motivo principal.

En 2014 se priorizó como población destinataria del implante a las adolescentes de 15 a 19 años sin obra social o prepaga que hubieran tenido al menos un evento obstétrico (parto, cesárea o aborto) en el año previo a la colocación y que residieran en las jurisdicciones que presentaban las mayores tasas de fecundidad adolescente (Buenos Aires, Formosa, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero, Tucumán). A partir de 2015, se extendió este insumo a todas las mujeres de 15 a 24 años, sin obra social o prepaga, hubieran tenido o no un evento obstétrico y a todas las jurisdicciones del país.

El estudio se presentó en el marco de los 15 años del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que este año se convirtió en la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva. Por lo que el secretario el Gobierno de Salud, Adolfo Rubinstein, afirmó que la mencionada Dirección «acompañó el mejoramiento del acceso a la anticoncepción, a la información necesaria para tomar decisiones sobre anticoncepción y a la defensa de los derechos sexuales y reproductivos a lo largo de todo este período».

Además, afirmó que la presentación de este estudio «tiene mucho que ver con una nueva política enmarcada en la prevención del embarazo adolescente no intencional que hoy en la Argentina lamentablemente es muy alto».

 

Según la Dirección de Estadística e Información de Salud, en 2016 se registraron 96.905 nacidos vivos de madres adolescentes (lo que representa el 13% del total de nacidos vivos) y 2.419 nacidos vivos de niñas y adolescentes menores de 15 años.

En este sentido, la representante de OPS en Argentina, Maureen Birmingham indicó que en la Argentina «siete de cada 10 adolescentes entre 10 y 19 años tuvieron un embarazo no intencional, lo cual representa un riesgo para las adolescentes no sólo desde el punto de vista biológico sino en el impacto global en su curso de vida».

Ante la audiencia presente, Birmingham recordó que la estrategia mundial para la salud de la mujer, adolescentes y niñas tiene tres objetivos fundamentales: «Sobrevivir a toda muerte prevenible; prosperar, garantizando el acceso universal a los derechos y servicios de salud sexual y reproductiva; y transformar a través de la creación de entornos favorables para el empoderamiento de la mujeres y niñas».

Por su parte, el secretario de Promoción de la Salud, Prevención y Control de Riesgos, Mario Kaler, se refirió a las acciones que se vienen desarrollando en pos de garantizar «el derecho a decidir sobre la salud sexual y reproductiva, el derecho a la información y el derecho a acceder a métodos anticonceptivos». Entre las acciones el funcionario mencionó las capacitaciones, consejerías y la compra y distribución de métodos anticonceptivos que «aseguran la igualdad y equidad para todas las personas que no tienen obras sociales o medicina prepaga».

La directora de Salud Sexual y Reproductiva, Silvia Oizerovich, explicó que «el objetivo del estudio fue conocer la experiencia de las mujeres con el implante y el porcentaje de adherencia que es alto, lo que es muy bueno para una política pública destinada a brindarles esto a las usuarias como un elemento más dentro de la canasta de insumos de la Dirección».

Dentro de las ventajas manifestadas por las usuarias de este método, las jóvenes refieren la efectividad para prevenir embarazos, siendo ella la razón por la que volverían a colocarse un implante, alcanzando el entorno del 70% para ambos grupos de edad considerados. En segundo lugar, manifiestan la comodidad de su colocación, seguida por la posibilidad de no necesitar recordar la toma diaria de un método anticonceptivo. En tanto que los principales problemas señalados por las más jóvenes fue la identificación de dolor de senos (mastalgia) y cefalea, posibles efectos secundarios.

Los altos niveles de satisfacción en comodidad y confianza hallados en la muestra nacional identifican al implante como un método anticonceptivo de profunda aceptación, al tiempo que la relevancia de las consejerías –con perspectiva de género y derechos– para consolidar la comodidad de la usuaria y sostener la adherencia al método refleja la necesidad de fortalecer esta estrategia, fundada en la autonomía, la comunicación y la información a la usuaria, fomentando espacios de promoción de salud sexual y salud reproductiva, más allá del método utilizado.

Durante el encuentro también participaron la coordinadora técnica de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva, Gabriela Perrotta; la directora del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer Reproductiva (CLAP- SMR) OPS/OMS, Suzanne Serruya; la asesora Regional de Salud del Adolescente en OPS Washington, Sonja Caffe, y el asesor Regional de CLAP-SMR OPS/OMS, Rodolfo Gómez Ponce de León.

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