En un país golpeado por un fuerte ajuste económico, con consecuencias visibles en todos los sectores y un clima social cargado de incertidumbre, Misiones eligió reafirmar su propio camino.
El Frente Renovador de la Concordia volvió a imponerse por mayoría en las elecciones legislativas del 8 de junio, en una campaña compleja, con múltiples candidaturas y un escenario nacional inestable.
Lejos de retroceder, el electorado misionero ratificó un modelo sólido, previsible y con identidad propia: el modelo misionerista. En tiempos donde gran parte del país oscila entre la improvisación y la furia, la Tierra Colorada apostó nuevamente por la conducción firme, la autonomía provincial y los resultados concretos.
Lo destacable de esta elección es que no se dio en un escenario cómodo. Por el contrario, hubo múltiples candidaturas opositoras, liderazgos emergentes, tensiones económicas y una fuerte presión del clima político nacional. Sin embargo, la Renovación logró revalidar su centralidad política sin apelar a discursos extremos ni polarizadores. La ciudadanía respaldó una fuerza que construyó un modelo propio, con anclaje en la identidad misionerista y alejada del griterío de Buenos Aires.
A diferencia del espectáculo nacional, donde el liderazgo muchas veces se diluye en peleas internas o promesas incumplidas, en Misiones se consolidó una figura —Carlos Rovira— que supo convertir su autoridad inicial en una estructura política organizada, que trasciende al individuo y se refleja en políticas públicas concretas. En tiempos de liderazgos líquidos, la Renovación ofrece conducción con base territorial, experiencia y voluntad de consenso.
Además, este nuevo triunfo abre una etapa de diálogo político que puede convertirse en un ejemplo a nivel país. Carlos Rovira convocó a todas las fuerzas a trabajar juntas por una provincia de vanguardia, y La Libertad Avanza mostró disposición concreta a dialogar, mientras que con el Partido Agrario y Social existen coincidencias puntuales en algunos temas de agenda legislativa.
A su vez, cabe destacar que entre la Renovación y los libertarios suman cerca del 60% de los votos, lo que garantiza una base amplia y representativa. Si en el Congreso nacional el Misionerismo acompañó al oficialismo en momentos clave, ahora podrían ser los libertarios misioneros quienes devuelvan ese gesto a nivel provincial.
De hecho, en la Casa Rosada celebraron este triunfo como propio: en CABA semanas antes ganó LLA, pero en Misiones manda un aliado confiable que ayudó mucho al gobierno nacional y que, además, tiene pergaminos para mostrar trayectoria, gobernabilidad y compromiso.
El concepto de gobernabilidad no es abstracto ni protocolar. Se construye con acciones concretas, con leyes que se sancionan en base al diálogo, y con acuerdos que priorizan el interés general por sobre la especulación electoral. La política misionera parece entenderlo, y por eso se ha convertido en un faro de previsibilidad dentro del caos argentino. El pueblo habló, y lo hizo con claridad: eligió gestión, equilibrio y conducción.
Institucionalidad real: cuando decide el pueblo y no el despacho
Uno de los aspectos más elocuentes de esta elección fue cómo se resolvió la situación del diputado electo Ramón Amarilla. Lejos de vetos o maniobras judiciales que restringen derechos políticos, como ocurrió con Cristina Fernández de Kirchner en el ámbito nacional, en Misiones se respetó el voto popular.
La causa judicial seguirá su curso, como corresponde en un Estado de derecho, pero no se le impidió a Amarilla ser elegido ni representar a quienes lo votaron. Esa decisión habla de una democracia que funciona, no solo en los discursos, sino en los hechos.
Mientras en el escenario nacional la política se judicializa y se convierte en una batalla interminable por el poder, en la Tierra sin Mal se prioriza el principio básico de la democracia: elige el pueblo, y las instituciones lo garantizan. Esa diferencia no es menor. Marca una madurez institucional que en muchos otros distritos brilla por su ausencia.
Por Fernando Retamozo. Politólogo y Periodista.