miércoles, febrero 5, 2025

Villa Cabello: Gabriel, el panadero que casi pierde una mano y que hoy es un ejemplo de fe y lucha

En enero de 2024, Gabriel Tassi enfrentó uno de los momentos más desafiantes de su vida. Propietario de una panadería que abrió en abril de 2022, “Gaby”, se encontraba en medio de un verano complicado, con las exigencias típicas del negocio y alta demanda. La responsabilidad de cumplir con los pedidos de sus clientes lo mantenía ocupado, pero todo cambió abruptamente cuando un accidente casi le arrebata su fuente de trabajo: su mano derecha.

La jornada comenzó con un corte de luz en la panadería, situación que se prolongó hasta la tarde. Durante el apagón, un electricista reparó un desperfecto, pero invirtió los cables, lo que alteró el funcionamiento de la refinadora, una máquina crucial en el proceso de producción. Gabriel no pudo probar la maquinaria en ese momento y, al restablecerse la electricidad horas después, volvió al trabajo con prisa por cumplir con los pedidos acumulados.

Sin darse cuenta del error en la conexión eléctrica, activó la refinadora. En lugar de girar en el sentido habitual, las cuchillas se movieron al revés, atrapando su mano derecha. Aunque logró apagar la máquina a tiempo, el daño ya estaba hecho: su mano estaba gravemente herida.

Una dura travesía médica

Cubierto de sangre y con un intenso dolor, Gabriel fue auxiliado por vecinos que lo llevaron al hospital más cercano. Primero recibió atención en el hospital Favaloro, donde limpiaron la herida. Más tarde, fue derivado al hospital Madariaga, donde le realizaron 50 puntos de sutura. El primer diagnóstico fue devastador: era probable que perdiera la mano.

La incertidumbre y el miedo lo acompañaron durante semanas. Aunque logró salvar la extremidad, le dijeron que tal vez nunca podría volver a cerrarla, lo que representaba un golpe tremendo para alguien que dependía de sus habilidades manuales para dirigir su negocio.

A pesar del dolor físico y la angustia emocional, Gabriel se negó a rendirse. Con la fe como su principal pilar, enfrentó meses de kinesiología, tratamientos y procedimientos médicos. En una etapa, la herida tuvo que ser reabierta para limpiar infecciones, un proceso doloroso que prolongó su recuperación.

“No quiero demandas ni litigios, solo quiero recuperar mi mano”, decía con determinación. Para él, la prioridad era volver a trabajar, reconstruir su rutina y no dispersarse en cuestiones secundarias.

Durante meses, enfrentó desafíos físicos y psicológicos. Acostumbrado a resolver personalmente los problemas en la panadería, la frustración de depender de otros para cumplir con los pedidos era un aprendizaje difícil, pero lo fortaleció.

La vuelta al trabajo

Finalmente, tras más de seis meses de rehabilitación, Gabriel logró avances significativos. Gracias al esfuerzo constante, el uso de tratamientos especializados como el colágeno y su firme determinación, recuperó parcialmente la funcionalidad de su mano. Aunque el camino no fue fácil, pudo volver a trabajar en la panadería que tanto ama.

Gabriel aprendió a delegar tareas y aceptar ayuda, algo que antes no solía hacer. La experiencia no solo lo marcó físicamente, sino que lo transformó como persona. Hoy, valora cada día en el que puede amasar, cumplir con sus clientes y compartir su tiempo con la comunidad que lo apoyó incondicionalmente.

En la panadería “Gaby” no solo se ofrecen los populares panificados como galletas y miñones, sino también exquisiteces de masas finas, tartas, chipitas, medialunas, facturas y pastaflora, entre otras delicadas producciones que deleitan el paladar de sus clientes.

El emprendimiento atiende al público de 7 a 13 horas y de 16 a 21, en su ubicación de avenida López y Planes, entre Eva Perón y Vivanco. Cada día, Gabriel trabaja con gratitud y amor por su oficio, siendo un ejemplo de fe, lucha y resiliencia.

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