En distintas ciudades del mundo, miles de mujeres se volcaron a la calles pidiendo el fin de la violencia de género y la igualdad.
En 2015, algo cambió en la historia argentina y miles de mujeres se abrieron paso en las calles en el primer reclamo común, al grito de “Ni una menos, vivas nos queremos”. A partir de ese momento, surgió un movimiento que si bien se venía gestando desde hace muchos años, tomó visibilidad y fuerza: el movimiento feminista.
En España, por ejemplo, se realizaron dos manifestaciones multitudinarias, en Madrid y Barcelona, donde los sindicatos convocaron por segundo año a una huelga general y paros parciales contra la discriminación.
En Francia, donde cada tres días una mujer muere a manos de su pareja o expareja, las protestas se centraron en la denuncia de las desigualdades salariales, la baja representación de mujeres en los cargos directivos y la violencia sexista, lo que concentró a varios miles de personas en las principales ciudades del país. En París, varias asociaciones feministas renombraron miles de calles con carteles que recordaron a la escritora Margaret Atwood, la escultora Jeanne Bardey o la activista Angela Davis, para denunciar la escasez de referencias a mujeres en las placas urbanas de todo el país.
En Nicaragua, evocaron a las presas, asesinadas y desplazadas de manera forzosa por la crisis sociopolítica local. Como producto de la violencia machista, un total de 58 mujeres murieron en 2018 y 59 menores quedaron huérfanos.
En Pakistán, centenares de mujeres se congregaron en las principales ciudades del país y alzaron las voces por sus derechos bajo el paraguas de la Marcha Aurat (‘Mujer‘), que se celebró por segundo año consecutivo.
En Dacca, capital de Bangladesh, cientos de mujeres se movilizaron convocadas por diversas organizaciones y sindicatos para demandar igualdad y seguridad en los lugares de trabajo y en sus vidas en general.