Una de las bases del envejecimiento se encuentra en la acumulación de células envejecidas en el cuerpo, lo cual acarrea trastornos propios de ese proceso.
El envejecimiento celular es un proceso que se da en todas las personas a medida que viven su vida y el paso del tiempo, es decir, es imposible evitarlo. Afecta a todas las células del cuerpo, sin ningún tipo de distinción, por lo que sus efectos son visibles -en la piel, por ejemplo- e invisibles -en todo el resto de los órganos-. Es un proceso que, además, no viene solo, sino que trae una serie de efectos adversos en cada sector del organismo y que pueden desencadenar patologías o afecciones relacionadas, precisamente, al envejecimiento.
Hasta ahí es información conocida, que la mayoría de las personas tiene en cuenta y que, además, se suele utilizar para fomentar la prevención del envejecimiento perjudicial de las células.
Ahora bien, ¿qué pasaría si se pudieran eliminar esas células envejecidas? La realidad es que la respuesta a esa pregunta todavía es una incógnita, dado que no se ha probado este tipo de tratamiento. Sin embargo, es una de las vías de investigación más importantes en el área. En esta línea, uno de los estudios que ha llegado más lejos estuvo en manos del Instituto de Investigación de Santiago (IDIS). Los autores del estudio han conseguido identificar una nueva familia de compuestos con capacidad de matar específicamente las células envejecidas.
Concretamente, estos fármacos son de la familia de los glucósidos cardíacos, un conjunto de compuestos que actualmente se emplea para el tratamiento de ciertas afecciones, como las insuficiencias u otros trastornos del ritmo del corazón.
Publicado en la revista ‘Nature Communications’, el objetivo del grupo de científicos que llevó adelante la investigación fue encontrar la manera de preservar el cuerpo joven por la mayor cantidad posible de años. ¿Cómo? Tal como se ha mencionado anteriormente, a partir de moléculas capaces de eliminar selectivamente las células envejecidas y obtener con eso beneficios terapéuticos.
Según los autores de la investigación, se trata de uno de los casos en los que se ha podido “encontrar nuevas utilidades a fármacos conocidos” representa “una estrategia que podría permitir acelerar el desarrollo de nuevas terapias y reducir los riesgos de efectos secundarios”.
Sin embargo, ellos mismos han aclarado que se necesitan investigaciones más profundas para probar si realmente tiene los efectos mencionados en una mayor cantidad de pacientes. Así, será posible saber si el tratamiento se puede extender a niveles más amplios y si se puede utilizar de manera masiva para el tratamiento -y, a la vez, para la prevención- de algunas patologías relacionadas con el envejecimiento.
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