Cuando la diferencia entre dos planteles es abismal, la jerarquía individual puede ser un arma letal. Si se saben exprimir, un movimiento, un control o una rápida decisión tienen el poder de ser elecciones decisivas para el trayecto del juego. Eso aprovechó River para vencer 3 a 1 a Sarmiento de Resistencia, volver a ser semifinalista de la Copa Argentina por tercera vez consecutiva y alcanzar el récord histórico de partidos invicto (32, con 21 triunfos y 11 empates) del club.
El rendimiento del equipo de Marcelo Gallardo fue de regular a malo, con demasiadas imprecisiones impropias de su último tiempo de gracia. Lejos estuvo de ser amplio dominador del juego, tal como se podía pensar antes de enfrentar a un equipo del Torneo Federal A. Errático para trasladar la pelota, inconexo entre sus líneas, impreciso para elegir la puntada final y con un marcado desorden defensivo por momentos, River terminó solidificando su victoria en el poder ofensivo con el que cuenta: Juan Fernando Quintero, autor de un doblete, y Rafael Borré, quien marcó el tanto restante, fueron lo mejor en una pálida tarea que se contrapone demasiado con sus recientes presentaciones en Superliga y Copa Libertadores.
Pese a eso, el presente le sigue sonriendo. Cuando no puede encontrar respuestas futbolísticas, logra ser efectivo en ataque y exprimir al máximo las virtudes de sus individualidades. Así, consiguió el 1-0 a los 25 minutos con una genial definición de Quintero -enganchó antes de rematar y dejó en el suelo al arquero Carrera y al defensor Berlo- tras un grosero error del central Huth, bien presionado por Borré; anotó el 2-0 a los 34 con un rápido contragolpe de tres toques entre Quintero, Scocco y Borré, quien definió con gran categoría frente al arco; y pudo liquidar el juego a quince del final tras un pelotazo de Armani para De La Cruz, quien cruzó la pelota para la asistencia de Mora (en offside) a Quintero.








