San Lorenzo atraviesa uno de los momentos institucionales más delicados de los últimos años y la crisis volvió a quedar expuesta este lunes en Boedo. El plantel profesional decidió no entrenarse en la cancha auxiliar en protesta por el atraso en el pago de los premios correspondientes a la clasificación a la próxima Copa Sudamericana, una deuda que la dirigencia había prometido saldar antes del receso.
La medida del plantel no sorprendió a quienes siguen la interna azulgrana: hace meses que el deterioro institucional se refleja en el fútbol profesional, y el malestar puertas adentro es cada vez más visible. Mientras los jugadores reclamaban por sus haberes, en el plano político se gestaba un giro histórico.
Dirigentes de San Lorenzo mantuvieron conversaciones con Claudio Tapia y avanzaron en el armado de una comisión transitoria que reemplazará al oficialismo, hoy completamente desgastado y sin capacidad de gestión.
La AFA ya avaló esta reconfiguración, que estará encabezada por Sergio Constantino —vocal opositor y tercer candidato en las últimas elecciones— junto a Cristian Evangelista, también opositor y actual integrante de la Comisión Directiva. El nuevo esquema excluye por completo a las figuras del oficialismo, un quiebre político sin precedentes en el club.
Tapia convocará en los próximos días a una reunión de Comisión Directiva en la que se espera una ola de renuncias, paso necesario para declarar la acefalía y habilitar formalmente a la comisión transitoria. Su tarea será urgente: frenar el deterioro económico, encarar un pedido de quiebra ya presentado y ordenar el escenario interno antes de definir un nuevo calendario electoral.
En paralelo, el plantel recibió una planificación provisoria en medio de la incertidumbre. El equipo trabajará hasta el 5 de diciembre y luego entrará en vacaciones hasta el 27 de enero, cuando comenzará la preparación para enfrentar una triple competencia en 2026.
La imagen de los futbolistas negándose a entrenar por falta de pagos se suma a una seguidilla de episodios que reflejan el estado crítico de San Lorenzo, atrapado entre una crisis política que estalla y una economía al borde del colapso.





