Mientras la serie de El Eternauta en Netflix gana repercusión global, un grupo de estudiantes de Misiones ya había rendido homenaje a la icónica historieta argentina de ciencia ficción, pero desde una propuesta educativa e interactiva: el videojuego.
En 2024, alumnos de 3.º A del Bachillerato Orientado Provincial (BOP) N.º 8 desarrollaron El Eterno, un prototipo en 2D inspirado en la obra original de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López.
Un videojuego inspirado en El Eternauta, desde la escuela pública
El proyecto fue parte de una propuesta interdisciplinaria en conjunto con el Laboratorio de Videojuegos de EducarLab Misiones, que combinó contenidos curriculares de Lengua y Literatura, Tecnología de la Información y Geografía.
Durante el desarrollo, los estudiantes exploraron el universo narrativo de El Eternauta y adaptaron su trama al lenguaje del videojuego. El personaje de Juan Salvo, protagonista de la historieta, fue recreado en estilo pixel-art, y las mecánicas de juego fueron diseñadas para transmitir la tensión y atmósfera del relato original.
Videojuegos como herramienta educativa en Misiones
Desde EducarLab Misiones, destacaron que este tipo de experiencias fomentan no solo la incorporación de contenidos curriculares, sino también el desarrollo de habilidades fundamentales para el siglo XXI: creatividad, trabajo en equipo, pensamiento crítico y resolución de problemas.
“El Eterno” forma parte de una estrategia provincial más amplia para utilizar el videojuego como recurso pedagógico, y el laboratorio ya ha llegado a varias escuelas misioneras. Está previsto que el programa se expanda en 2025 con nuevas convocatorias y talleres para que más estudiantes creen sus propios contenidos interactivos con valor cultural y educativo.
Educación, tecnología y cultura: una experiencia con impacto
En un contexto donde El Eternauta vuelve a estar en el centro de la conversación cultural gracias a su adaptación por Netflix, la experiencia local del BOP N.º 8 cobra un nuevo significado. “El Eterno” demuestra que la escuela pública también puede ser un espacio de innovación cultural, donde se produce conocimiento de forma colectiva y con proyección hacia el futuro.
