sábado, mayo 18, 2024

Economía: el Gobierno ya definió su plan hasta las elecciones

En el equipo económico reconocen que el año será mediocre ante el elevado nivel de incertidumbre. Por eso, todo apunta a mantener la paz cambiaria.

Algunas señales de este primer bimestre ayudaron a aliviar las tensiones del Gobierno en general y del equipo económico en particular. No sólo se trata del “veranito financiero”, con estabilidad del dólar, baja del riesgo país y mejora de los bonos. También la economía real empezaría a mostrar algunas señales alentadoras. Las comparaciones mes contra mes (por ejemplo de la recaudación medida en términos reales) ya muestran que se estaría deteniendo la caída de la actividad. Es decir, la economía habría llegado a su piso.

Pero lo que viene por delante no entusiasma a nadie. Aquel pronóstico de una recuperación briosa de la economía para fin de año que el ministerio de Hacienda redactó en la Carta de Intención con el FMI ya quedó atrás. En aquel texto, se hablaba de una reactivación con forma de “V”, que permitiría a la economía crecer a un ritmo de 8% interanual, casi al mismo tiempo en el que se debe concurrir a las urnas.

Por lo bajo los principales funcionarios de Hacienda reconocen que fueron supuestos demasiado optimistas. Y ahora estiman que en realidad la economía podría estar expandiéndose a una tasa de entre 3 y 4% hacia fines de 2019. Muy poco si se tiene en cuenta que el punto de comparación es la fuerte recesión de fines de 2018

Todo esto teniendo en cuenta que varios factores jugarían a favor. La cosecha hará repuntar de manera significativa el PBI agropecuario en el segundo trimestre y además aportará una buena cantidad de dólares. Además, el escenario internacional cambió positivamente y ahora no se esperan nuevas subas de las tasas de interés en Estados Unidos, al menos a lo largo de 2019. Esto aumenta el apetito por activos emergentes y la Argentina puede sacar provecho de ese mayor flujo financiero.

Claro que al mismo tiempo la incertidumbre electoral es demasiado grande como para soñar con una recuperación más contundente. Son muy pocos los que están dispuestos a tomar decisiones a mediano o largo plazo sin una idea clara de quién gobernará la Argentina a partir del 10 de diciembre.

La mayoría de las empresas no tiene planes de aumentar su dotación de personal, comprar una máquina nueva o simplemente expandirse. La percepción es que el “costo de oportunidad” de esperar diez meses es muy bajo. En otras palabras, si las decisiones se toman una vez que se haya aclarado el panorama político no se estaría perdiendo ninguna oportunidad.

 

En el Gobierno tienen claro que la inversión será ínfima a lo largo de 2019, como así también será pobre la generación de empleo. El salario real irá repuntando a medida que baje la inflación, pero será una mejora en cámara lenta. También el crédito puede despertarse a partir de la baja de las tasas de interés de referencia. Pero los bancos también serán extremadamente cautelosos a la hora de ponerse a prestar a pocos meses de las elecciones.

Con un escenario más bien mediocre por delante, la prioridad en el Gobierno es una sola: evitar que se produzca otra crisis cambiaria. “No nos molesta que el dólar se mueva, al contrario, reinvindicamos la flotación. Pero debemos evitar a toda costa las oscilaciones tan bruscas como el año pasado, porque eso paraliza la economía y llevaría las tasas de interés otra vez a las nubes”, reconocen en el Central.

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