domingo, mayo 19, 2024

El Tottenham de Pochettino enfrentará hoy al Liverpool por la final de la Champions League

Mauricio Pochettino no ganó ningún título en los cinco años que lleva en Tottenham.  Jürgen Klopp tampoco alzó un trofeo en los cuatro que suma al frente de Liverpool. La larga espera valió la pena porque para alguno de los dos la recompensa será mayúscula este sábado en Madrid: lo espera la Orejona de la Champions League.

Ambos forman parte de la legión de entrenadores extranjeros que jerarquizaron y diversificaron el tradicional fútbol inglés, por décadas instalado en el molde de los pelotazos y el juego aéreo. Sin ser bendecidos aún por un título, el argentino y el alemán distan mucho de ser dos perdedores. Potencian los recursos de que disponen, y sus equipos son ambiciosos, se prodigan por el espectáculo y conmueven corazones por su valentía. De este último intangible se valieron especialmente en las semifinales para dejar en el camino a Barcelona y Ajax, y configurar la segunda definición de la historia de la Champions entre dos clubes ingleses, luego de la que Manchester United le ganó hace 11 años a Chelsea en una definición por penales.

Casi contemporáneos (Klopp tiene 51 años; Pochettino, 47), ambos son vistos como directores técnicos respetados y muy considerados. El argentino asume que los dos tienen un perfil que ayuda a sacar al fútbol de la histeria y la mala educación: “Quizá, tanto Klopp como yo despertamos simpatía porque somos bastante naturales y espontáneos en nuestro comportamiento. Por eso la gente empatiza con nosotros”.

Pochettino comentó que su desafío es mantener la naturalidad y la rutina para afrontar un acontecimiento, la final de la Champions, que definió como “anormal”. Lo es para el club londinense, que por primera vez accede al último partido de la principal competencia de clubes de Europa. Su mejor campaña era la de la semifinal de 1962. Lo consiguió con el método evolutivo de Pochettino. Nunca Tottenham había protagonizado tres Champions consecutivas, como sí lo logró con el conductor de Murphy. Eso evidencia un protagonismo constante en la disputada Premier League. Y en Europa, la superación fue año tras año: eliminado en la etapa de grupos en 2017, cayó en octavos contra Juventus en 2018 y ahora quedó en el umbral de la gloria. En esta temporada, las perspectivas no eran muy alentadoras cuando obtuvo solo un punto en los primeros tres encuentros de la etapa de grupos, con derrotas ante Inter y Barcelona y un empate frente a PSV Eindhoven.

Hizo crecer a Tottenham sin estar sometido a la presión de los grandes resultados, al menos en Europa. No era un objetivo entre ceja y ceja ni una obligación este recorrido europeo. Y mucho menos cuando en la ida de los cuartos de final, ante Manchester City, perdió por lesión a su goleador Harry Kane (cinco tantos en ocho partidos), cuya recuperación le permitiría jugar algunos minutos en el Wanda Metropolitano, aunque Pochettino puso en duda su participación. “Llegamos a la final con un montón de circunstancias adversas en este proyecto fascinante. Ver cómo en estos cinco años Tottenham construyó uno de los mejores estadios del mundo y una ciudad deportiva, y aun así mantiene un nivel competitivo contra grandes monstruos, es una demostración de que el dinero no es lo más importante, de que también se puede desarrollar proyectos con ideas claras y valentía”, destacó el DT santafesino. Destinar la mayor parte de los recursos económicos a las obras llevó a Tottenham a la rareza de ser el único club de la Premier League que no contrató refuerzos en la última temporada.

Además, es consciente de que el roce de sus jugadores en el alto nivel es menor que el de los de Liverpool. “Lloris ganó el Mundial de Rusia con Francia. Para el resto será un hecho histórico”, expresó sobre su plantel. Tottenham se caracteriza por ser un equipo bastante equilibrado, muy compensado en sus líneas, poco proclive a perder los papeles o desestabilizarse. Sabe sufrir y resistir, como lo demostró en las series con Manchester City y Ajax. Consiguió lo que parecía imposible. Puede no tener el control del partido, pero tampoco se deja avasallar. Casi nunca deja pasar los 90 minutos sin mostrarse competitivo en varios pasajes. Ahí está una de sus principales fortalezas. “Las finales son para ganarlas, no para jugarlas. Estamos preparados mental y emocionalmente de la mejor manera”, anunció Pochettino.

(Fuente: La Nación)

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