domingo, mayo 5, 2024

Italia venció a España por penales 4-2 y avanzó a la final de la Eurocopa

En Wembley Italia se convirtió en el primer finalista de la Eurocopa al vencer por penales a España (4-2 en la definición) tras el empate 1-1 en los 120 minutos.

El equipo de Roberto Mancini jugará el domingo ante el vencedor de Inglaterra-Dinamarca, que animarán la segunda semifinal el miércoles en el mismo escenario. 

Cada vez se analiza más al juego. Y lo que a priori resulta auspicioso en muchas ocasiones provoca el alejamiento de lo básico, de lo esencial. Suele decirse que no hace falta tener la pelota para tener el control de un partido. Y aparecerán ejemplos de equipos, de resultados y de campañas para dar cuenta de esto. Aunque con la pelota, vaya obviedad, todo es más fácil.

España hace un culto de lo básico. Vuelve a la esencia y toca y toca. Se agrupa, avanza en bloque, genera los espacios, le quita referencias a las marcas rivales. Y en ese circuito logra dos cosas: lleva las riendas del juego desde la posesión y siempre tiene futbolistas en la zona en la que pierde el control para tratar de recuperar rápido la pelota.

Neutralizar a Italia no es algo sencillo. Y eso ocurrió desde el arranque del partido en Wembley. El equipo de Luis Enrique domó al de Roberto Mancini, que llegaba con envión, con la prepotencia de quien encontró un estilo con el que se siente cómodo y consigue resultados. Desde la dinámica, la potencia y también el buen juego, aunque sin tanta posesión, la Azzurra asomaba como el gran candidato en el choque de semifinales y le costó mucho entrar en sintonía.

España sorprendió en la formación inicial con Mikel Oyarzabal, de grandes ingresos en los choques de octavos y cuartos, en lugar de Alvaro Morata. Ese cambio alteró sus piezas de ataque (Dani Olmo partía como “falso 9”, con Ferran Torres y Oyarzabal por las bandas a perfil invertido) pero sobre todo desarticuló a la defensa italiana. Bonucci y Chiellini, dos fieras en la marca al hombre que venían de controlar nada menos que a Lukaku, tenían que defender al espacio, sin un rival que sirviera de referencia.

De mover los hilos se encargaba Pedri, el talento que con 18 años es titular indiscutido en Barcelona y su selección. Del primer pase se ocupaba Busquets y de ser la rueda de auxilio en defensa y ataque se hacía cargo Koke.

A este dominio (casi 70% de posesión en los 90 minutos) que tuvo una constancia envidiable solo le faltaba un poco de explosión. En el primer tiempo, apenas una llegada a fondo que Donnarumma le tapó a Dani Olmo. Y enfrente Italia, incómodo, sin poder encontrar a Insigne ni las diagonales filosas de Barella, se las ingenió en dos trepadas de Emerson (reemplazante del lesionado Spinazzola) para advertirle a España que con un envío largo podía inquietarlo.

Los goles llegaron en el complemento y fuera de contexto. Cuando se extendía el libreto inicial, con los de Luis Enrique dominantes y los de Mancini tratando de encontrarle la vuelta al partido y a punto de mover el banco para buscar soluciones, llegó el golazo de Federico Chiesa. Made in Italia: desde Donnarumma en el área propia hasta la definición exquisita en el área ajena. De punta a punta, en tres pases y a toda velocidad.

Con la ventaja, mejoró un poco Italia. Fue su tramo más suelto en el que logró expresar parte del libreto con el que forjó un estilo más allá del invicto de 32 partidos. Porque el equipo de Mancini también ejerce el control desde la pelota pero su rival no se lo permitía.

No es novedad: el estado anímico condiciona el juego y parecía que España entraba en un pozo al ver cómo se destruía todo lo que había hecho sin traducirlo al marcador. 

La merecida igualdad fue otro golazo que no encajó con el momento del partido. Made in España: Morata, ingresado, la empezó de 10 y la terminó de 9. Le dio la voracidad que el equipo no había tenido, construyó una pared con Dani Olmo definió como un crack, engañando al arquero y tocando suave a un palo.

En el tiempo extra (el tercero consecutivo para España y el segundo de Italia en el torneo) la combinación entre el miedo a un error que precipitara el adiós, y el desgaste físico lógico por la presión y la seguidilla de partidos, se plasmó en un trámite sin sorpresas y derivó en los penales.

Italia venció a España por penales 4-2 y avanzó a la final de la Eurocopa

(Fuente: Clarín)

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