El plantel dirigido por Germán Portanova cometió varios errores en defensa, pero luego se pudo reordenar para llegar a la igualdad. El miércoles enfrenta a Suecia.
Argentina se presentó en el Dunedin Stadium con la ilusión de sumar su primera victoria de la historia en un Mundial femenino. El compromiso no se avisoraba accesible, ya que después de la dolorosa derrota frente a Italia en el debut, la Albiceleste midió sus fuerzas frente a Sudáfrica, las campeonas continentales de su región.
Tras el momento emotivo de los himnos, las conducidas por Germán Portanova salieron a buscar la hazaña con un esquema compuesto por una línea de cuatro, un doble cinco repartido entre Daiana Falfán y Lorena Benítez, tres volantes más ofensivas con Paulina Gramaglia, Estefanía Banini y Flor Bonsegundo; y una única punta: Mariana Larroquette.
Si bien las intenciones de las sudamericanas fueron las de llevar el duelo a la zona de Kaylin Swart, la primera acción de riesgo llegó mediante una asistencia de Linda Motlhalo para la velocidad de Hildah Magaia que Vanina Correa desactivó a tiempo.
La respuesta no tardó en llegar. Un cabezazo que no llegó al destino deseado de Mariana Larroquette y la potencia ofensiva de Bonsegundo por la banda fueron algunos argumentos que preocuparon al combinado liderado por Desiree Ellis.
La paridad se quebró a la media hora. Una desconcentración de Mayorga le permitió a Kgatlana picar al vacío y abastecer a Motlhalo, quien festejó con suspenso debido a que en primera instancia su gol fue anulado por una presunta posición adelantada de su compañera. Sin embargo, la revisión del VAR detalló que la demorada salida de la defensora argentina habilitó a la delantera sudafricana.
La reacción sudamericana se basó en envíos aéreos para exponer las debilidades de la arquera rival. Las dubitativas respuestas de Kaylin Swart alimentaban la esperanza del empate, pero Bonsegundo no logró capitalizar los errores de la guardameta. Además, el travesaño también jugó a favor de las africanas cuando Gramaglia envió un centro que rebotó contra el horizontal.
En el inicio del segundo tiempo, Argentina movió la alineación para ser más agresiva. Romina Núñez y Julieta Cruz ingresaron por Falfán y Benítez, pero continuó sufriendo con las réplicas, muchas veces a partir de errores propios. Como sucedió a los 20 minutos, cuando Cometti falló al pisarla de más en la salida y Kgatlana, la figura de las africanas, una pesadilla por desequilibrio, tocó a la red y puso el 2-0.
Argentina no renunció a jugar, y menos con el salto al campo de Yamila Rodríguez. La ex Boca, después de una semana difícil por las críticas que recibió por su admiración a Cristiano Ronaldo, ya había ofrecido características distintas en sus primeros instantes en cancha. Y se potenció con Lonigro, que hizo su debut en este tipo de competencias.
Cuando quedaban 16 minutos, el remate furioso de Braun (que pasó de la defensa a la mitad de campo, en un acertado cambio táctico del orientador) al ángulo de la arquera rival puso en partido a Argentina. Y fue un impulso inestimable.
En consecuencia, Rodríguez, en función de wing derecha, lanzó un centro preciso para el cabezazo a un palo de Romina Núñez para revertir la caída.
La Selección no perdió ambición. Por momentos dejando muchos espacios, con más empuje que fútbol, fue por el primer triunfo en la historia de los Mundiales. Incluso forzó a sus adversarias a que buscaran dormir el desarrollo, sobre todo en los cinco minutos de adición.
En la tercera y última jornada, Argentina se medirá con Suecia el miércoles 2 de agosto a las 4 de la mañana y, en paralelo, Sudáfrica chocará con Italia para darle cierre a la actividad en el Grupo G. Sólo clasifican a octavos de final las dos primeras de cada zona, por lo que la Albiceleste deberá ganar para aspirar a clasificarse. Una tarea difícil teniendo en cuenta que las europeas son candidatas.