domingo, abril 28, 2024

Nuevas evidencias sugieren que la Tierra podría contener restos de otro planeta en su interior

La hipótesis, presentada por el geólogo chino Qian Yuan y un equipo internacional de investigadores, plantea la posibilidad de que dos masas gigantescas sean fragmentos de un cuerpo celeste primitivo.

Un equipo internacional de investigadores liderado por el geólogo chino Qian Yuan propone una fascinante teoría que desafía las percepciones convencionales sobre la formación de la Tierra. Según un estudio reciente publicado en la revista Nature, se plantea la posibilidad de que la Tierra albergue en su interior restos de otro planeta.

El estudio se centra en dos masas gigantescas, localizadas bajo África occidental y el océano Pacífico a una profundidad de aproximadamente 2.900 kilómetros. Estos fragmentos, según las observaciones sísmicas, parecen ser más densos que el resto del manto terrestre, lo que sugiere que podrían ser remanentes de un cuerpo celeste primitivo.

La teoría propuesta por Qian Yuan y su equipo plantea la posibilidad de que estos fragmentos sean vestigios de un antiguo planeta llamado Tea o Theia, que colisionó con la Tierra hace aproximadamente 4.500 millones de años, dando origen a la formación de la Luna.

La evidencia se basa en comparaciones detalladas de la composición del manto terrestre con la de la Luna. La diferencia en la concentración de óxidos de hierro es destacable: mientras que aproximadamente el 8% del manto terrestre está compuesto por estos óxidos, la Luna presenta un 10%.

Los investigadores argumentan que, para respaldar esta teoría, el manto de Tea también debería haber sido más rico en hierro, lo que explicaría su mayor densidad y su actual ubicación en las profundidades del manto terrestre, donde se detectan las anomalías sísmicas.

El surgimiento de nuevas teorías

Estos hallazgos no solo despiertan la fascinación por la posibilidad de que la Tierra contenga restos de otro mundo, sino que también desafían las teorías tradicionales de la geología. El profesor chino Hongping Deng, coautor del estudio, destacó que estos descubrimientos cuestionan la idea establecida de que un gran impacto unió la Tierra primitiva.

Además, se plantea la posibilidad de que estas zonas de alta densidad en el manto no sean un caso único, sino que formen parte de una tendencia más amplia. La sismóloga Jenny Jenkins de la Universidad de Durham sugiere la existencia de más bolsas de materiales densos en las profundidades del manto, insinuando que podrían ser restos de otros cuerpos celestes que impactaron contra la Tierra en sus primeras etapas.

Este descubrimiento también ayuda a la exploración del sistema solar. La búsqueda de pistas químicas en rocas volcánicas, como las de Islandia y Hawái, podría proporcionar más información sobre la colisión que originó la Luna. Estas huellas podrían haber emergido a la superficie terrestre en eventos geológicos posteriores, lo que, a su vez, podría tener consecuencias para la minería y la búsqueda de recursos naturales.

Además, la idea de que la Tierra y otros cuerpos celestes pueden estar compuestos por fragmentos de planetas más antiguos plantea nuevas preguntas para la astrobiología: ¿qué implicaciones tendría la transferencia de posibles biomoléculas o incluso formas de vida primitivas entre cuerpos celestes?, una temática que deberán abordar en próximos estudios.

 

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